PREJUDICE | BILL SKARSGARD

35

JANE

Poco a poco recuperaba el color en mi rostro, los días parecían ser cada vez más brillantes, mi verdadera yo estaba volviendo a la vida.
Comencé a intentar nuevos hobbies con Sadie, quería salir de mi zona de confort y alejarme un poco de la escandalosa vida que me veía obligada a llevar con Bill.

Hoy decidimos probar pilates, pero para que esto funcionara, debimos reservar una clase privada, evitando así que cualquier tipo de medios encubiertos me fotografíen.

— ¿Cuál será nuestra actividad la próxima semana? — Pregunta la pelirroja a mi lado, que ha pasado el último mes pegada a mi.

— Ni siquiera se que haré por la noche.

— Deberíamos visitar la nueva cafetería de Eija. — Dice manteniendo aquella posición graciosa que la instructora ordena hagamos.

Ellas también eran amigas ahora, pues decidí llevarla conmigo al pop up de la nueva cafetería de mi querida cuñada, quien abrió un nuevo negocio días atrás.

— Me parece bien. — Contestó agitada.

La clase acaba, la instructora sale por la puerta no sin antes recomendarnos volver, lo que sin duda haremos. Salimos en busca del auto mientras reímos por lo divertido que fue intentar ser resistentes al ejercicio.

La cafetería de Eija no se encontraba muy lejos del estudio de pilates, así que llegamos en menos de 10 minutos, ambas con un gran ramo de flores para celebrar la primer semana tras la apertura de "Stockholm sips"

— ¡Hola chicas! — Nos recibe Eija con brazos abiertos. — Que preciosas flores, no debieron molestarse.

— ¿Como va todo? — Le pregunta Sadie.

— Ha ido de maravilla, el único problema es que las personas parecen reconocerme bastante. — Dice, haciéndonos reír.

Siento la mirada penetrante de alguien quemarme la piel, giro a la izquierda y veo a nada mas y nada menos que Alexander Skarsgard, quien está sentado en una de las alejadas mesas, junto con una cara conocida.

— ¿Jane? — Dice Alejandro, levantándose del lado de Alexander.

Un par de personas que jamás creí ver juntas.

—  ¡Alejandro! — Respondo con un raro entusiasmo. — Cómo estás? Qué haces aquí?

— No mucho, vine a apoyar a la hermana de mi gran amigo Alex. — Dice apuntando hacia atrás, el gran par de ojos azules siguen sobre mi.

— Espera, que? Tu y Alexander...

— ¿No es genial? — Sonríe de manera extraña. — Y bueno... hablando de personajes suecos, en donde está tu novio? — Finge buscarlo con la mirada, sabe que no está aquí.

— Está trabajando. — Contesto fingiendo interés en su plática, pues creo que ha adaptado una actitud un tanto extraña.

— Escuché que grabará nosferatu, es correcto?

Veo como Alexander se levanta de su lugar para acercarse a nosotros, al parecer quiere unirse.

— Ahh, si, si es correcto. — Asiento.

— Es una gran oportunidad, espero sepa aprovecharla. — Acerca su gran mano a mi hombro y da leves toques, como si yo fuese algún tipo de mascota.