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Abrí mis ojos lentamente, el lugar estaba completamente obscuro. Sentí tensión en mis brazos y piernas, al percatarme de esto intenté moverme.

— Bill.... — Llamé elevando mi voz. — ¡Bill! — Grité.

Una risa sarcástica es escuchada en el vacío, escucho pasos acercándose a mi y la luz de la habitación estalla en mis ojos haciendo salir un quejido de mi boca. Al mirar frente a mi de nuevo, reconozco aquel rostro al instante.

— Te extrañé, ricura. — Dijo mi padre con una sonrisa maliciosa.

— ¿En donde está? — Pregunté con la rabia a punto de hacer explotar mi cuerpo.

— ¿Quien? — Responde fingiendo demencia mientras observa el lugar con ambos brazos levantados para después reír. — Creí que también me extrañarías... o tal vez a... — Apunta con su dedo índice su entrepierna.

— Eres un asco. — Digo intentando zafarme de la silla.

— Y tú estás cada vez más hermosa. — Dice acercándose a mi rostro para tocarlo con su lengua.

Con el estómago completamente revuelto y un nudo en la garganta, acumule la suficiente saliva para expulsarla en su rostro. El sonríe como el mismísimo diablo y limpia con su mano los restos de esta.

— Tráiganlo. — Grita.

Un par de luces al final del pasillo son encendidas, dirijo mi vista a la puerta y mi corazón se destroza al mirar a Bill con el rostro lleno de sangre, dos tipos enormes lo cargan bruscamente mientras el tan solo se arrastra por el piso.

— ¡No no no no! - Grito con desesperación al mirarlo en ese estado, mientras intento deshacer los nudos en mis manos con todas mis fuerzas.

Lo dejan caer frente a mi mientras este suelta quejidos de dolor intentando recuperar la conciencia.

— ¡No te atrevas a tocarlo una vez más pedazo de mierda! — Grité con todas mis fuerzas.

— Y si lo hago, ¿que harás? — Dijo sonriendo. — Eres débil... siempre lo fuiste... igual que... oh! espera, olvide que no lo sabías.

— Saber que.... — Dije muriendo por dentro.

— Hagamos esto más emocionante, te parece?

Lo miro acercarse a Bill para tomarlo del frente de su camisa y arrastrarlo por la habitación, dejando manchas por todo el piso.

— ¿Te molesta si muevo a tu chico? — Dice riendo.

Lloro de impotencia mientras Bill abre sus ojos y se encuentra con los míos, alza las cejas dándome algún tipo de señal que no logro descifrar.

Mi padre lo incorpora en una silla frente a mi, para después acercarse y cortar las sogas en mis brazos mientras dice;

— Si intentas escapar... te daré un tiro en la puta cabeza, y después... — Apunta a Bill. — Lo torturaré hasta que agonice.

Al sentir como el último corte en la soga me deja libre, corro hacia Bill y tomo su rostro entre mis manos.

— Oh Dios mío, perdóname, perdóname por favor perdóname Bill.... — Suplico sin poder cesar el llanto.
Lo abrazo con cuidado e intento acercarme cada vez más a el, aunque esto no fuese a ayudarlo.

— Te sacaré de aquí... — Susurró. — ¿Confías en mi?

Asentí, por supuesto que confiaba en el. Me aleje de el lugar en el que se encontraba y comencé a acercarme a mi padre, amenazante y con lentitud tomé pasos sigilosos.

PREJUDICE | BILL SKARSGARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora