|ANGIE|
Abro los ojos con dificultad y lo primero que captura mi atención es la luz de la mañana entrando por las ventanas, bañando la habitación con un cálido resplandor dorado. Los rayos de sol se filtran a través de las cortinas, danzando suavemente sobre las paredes y llenando el aire con una sensación de nuevo comienzo. Estiro los brazos y libero un bostezo, sintiendo el ligero cosquilleo de la mañana en mis músculos entumecidos. Pues recuerdo que la noche anterior me quedé dormida profundamente, como un muerto.
«Ni siquiera me puse el pijama, ni me quité el maquillaje».
Pero eso no es nada nuevo, siempre me pasa y entonces recuerdo que no tengo que rendirle cuentas a nadie por mi aspecto matutino. Por lo que sonrío tranquila, mis ojos pronto se acostumbran a la claridad y enseguida salgo de mi momento relajante y me levanto recordando los deberes de hoy.
«Mierda, ¿Qué hora es?».
Miro el alrededor sin encontrar nada que me indique la hora y vuelvo a sentir la falta de mi celular, pues Paula me lo presto ayer y lo dejo caer por accidente en la tina en la que estaba tomando un baño. Cada vez que lo recuerdo me invade la ira, así que trato de no pensar en eso y miro el lugar. La habitación, con sus muebles elegantes y su decoración sofisticada, no ofrece ninguna pista sobre el tiempo. La cama, grande y lujosa, parece un océano de blancura inmaculada en medio del cual me siento a la deriva.
«Con todo lo que pasó anoche, no pude hablarle de esto a Paula».
Me dirijo al baño con la intención de tomar una ducha rápida. Las baldosas de mármol del suelo están frías bajo mis pies descalzos, y el reflejo en el espejo me muestra una figura desaliñada pero decidida. Supongo que incluso esa estúpida se quedó dormida después de tanto vino. Todo lo que quiero es que terminemos el trabajo lo más pronto posible para salir de este lugar. No me gustó la manera en que ese hombre se dirigió a nosotras anoche.
«¿Por qué lo hizo?».
Después de una ducha reconfortante, envuelvo mi cuerpo en una toalla suave y mullida, y salgo del baño buscando algo ligero y cómodo en mi maleta. Me visto rápidamente con ropa alegre y veraniega: un vestido de flores que baila con cada movimiento y unas sandalias que dejan respirar mis pies. Necesito levantar mis ánimos y que no se note mi incomodidad; tal vez estoy malinterpretando la actitud de ese señor.
La habitación, con sus altos techos y ventanas francesas, parece más luminosa ahora que estoy completamente despierta. El sol inunda cada rincón, destacando los detalles exquisitos del papel pintado y las molduras doradas. Me propongo a tender la cama, ignorando el hecho de que aquí hay personas que lo hacen por mí. No quiero parecer una aprovechada holgazana. Me da un poco de vergüenza recibir tantas atenciones sin motivo.
Cuando termino, salgo de la habitación en busca de Paula. El pasillo es largo y decorado con cuadros antiguos y jarrones llenos de flores frescas que perfuman el aire con su fragancia dulce. Toco su puerta y, en medio del silencio, espero su respuesta. Me muerdo el labio inferior mientras el recuerdo de Jack invade mi mente.
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CALIBAN
ParanormalDurante toda su vida el encierro y la soledad fueron sus únicos amigos, hasta que encontró a una persona valiente que se atrevió a hacer algo peligroso: amarlo. El amor era la única salvación para Angie, quien fue en busca de una salida a sus proble...