|ANGIE|
La puerta se cierra tras nosotros. Camino en silencio a través de la sala y me vuelvo hacia Armin, recordando las heridas en su espalda, pero él detiene mi intención de revisarlo. Toma mis manos y estudia con atención mi rostro. El dolor en mi ojo y nariz me hace revivir la pelea con Paula y luego su horrible muerte... Mis ojos se llenan de lágrimas y un nudo en la garganta me ahoga. Debo lucir horrenda en este momento, pero nada de eso me importa. Bajo la mirada tratando de controlar las ganas de llorar, no quiero hacerlo frente a él, pero me hundo en el dolor.
—Iré por algunas cosas para curarte —digo, intentando alejarme rápidamente.
Pero sus manos me sostienen las muñecas con suavidad y hace que me quede.
—No —susurra, acercándose para examinar con más cuidado los golpes en mi rostro.
El enojo se refleja en sus ojos, mientras observa las marcas en mi cuerpo. Tengo raspones y hematomas en brazos y piernas; mi aspecto es un completo desastre. Acerca su mano a mi mejilla y apenas roza la punta de sus dedos sobre el hematoma, haciendo que haga una mueca de dolor al evitar el contacto.
—¿Quién te hizo esto? —Leo en sus labios.
—Eso no importa —digo entre lágrimas, incapaz de superar lo que sucedió con Paula.
«Ella no merecía morir así».
Solo quería ser libre, pero las cosas se descontrolaron y ninguna de las dos esperaba que apareciera ese animal... No puedo contenerme más y lloro con fuerza. Pronto pego mi rostro a su pecho, buscando consuelo. Esa criatura estuvo a punto de devorarme también, y no quiero imaginar el dolor y el miedo que Paula sintió en esos momentos...
«Se la devoraron viva...»
No podré verla ni escucharla de nuevo, y no sé si habrá una tumba donde llorar por ella. Cierro los ojos, rechazando esos pensamientos. Cuando logro controlarme un poco, me aparto de Armin y limpio mis lágrimas. Él me da un corto beso en los labios y me lleva de la mano hacia el dormitorio. Con suavidad, me hace sentar en la cama y se dirige al baño. En ese momento de soledad mi mirada se posa en el anillo en mi mano.
«Jack».
Lloro con más intensidad acariciándolo y sintiendo demasiado lejana la posibilidad de volver a verlo, recuperar mi vida y ver a mi familia. Una sonrisa nostálgica cruza mi rostro al recordar los momentos felices que pase con Jack, incluso con Paula, compartiendo risas y tantas cosas que ahora aumentan el dolor en mi pecho.
Era divertido verlos pelear por las galletas. Aparto la vista del anillo cuando Armin regresa con alcohol y algodón. Observa mi mano en silencio, mientras coloca las cosas sobre la cama y se arrodilla frente a mí y toma un trozo de algodón.
—¿Te duele mucho la espalda?
Niega con la cabeza y presiona suavemente el algodón en mi nariz, pero sé que está mintiendo. Dudo que esas heridas no le duelan, especialmente con la camisa casi abierta por los golpes.
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CALIBAN
FantastiqueDurante toda su vida el encierro y la soledad fueron sus únicos amigos, hasta que encontró a una persona valiente que se atrevió a hacer algo peligroso: amarlo. El amor era la única salvación para Angie, quien fue en busca de una salida a sus proble...