|ANGIE|
Camino de un lado a otro, asustada y preocupada por el bienestar de Jack. Quiero pensar que esos gritos y disparos son parte de su plan. No puedo perderlo a él también; no podría soportarlo. Miro constantemente por las ventanas y luego enfoco mi atención en la bala y el llavero entre mis manos. Son los únicos objetos que he decidido llevar conmigo; por alguna razón no estoy lista para deshacerme de ellos aún, quizá lo haga cuando salgamos de este lugar y sepa que todo quedo atrás.
«Jaden, nunca pude decirle todo lo que siento».
Me pongo una chaqueta sumamente holgada que cubre por completo mi silueta, es la única prenda de Jaden que me llevo, pues al salir de aquí pienso quemarla como una última despedida. El sonido de la puerta abriéndose me saca de mis cavilaciones y miro a la Sra. Daphne avanzando con rapidez hacia mí.
—Debe irse ahora mismo —dice la mujer, asustada—. Ese joven que la conoce me pidió que le ayudara a sacarla de aquí.
—¿Habla de Jack?
—Sí —contesta nerviosa.
Mis palpitaciones se aceleran y mi odio, mi rencor hacia ella, se disipan.
—Gracias —digo con la voz entrecortada.
La señora me mira con angustia.
—El joven Jaden tiene a su amigo —anuncia, dejándome boquiabierta—. Tiene que irse ahora mismo, antes de que venga por usted.
«Está vivo».
Ignoro el remolino de emociones que eso me provoca y me concentro en lo importante.
—¿Dónde tiene a Jack?
La mujer mira asustada la salida y toma mi mano, instándome a que la siga.
—Váyase en cuanto pueda...
—No lo voy a dejar —afirmo, harta de huir y de siempre perder lo que quiero.
No digo nada más y salgo rápidamente, sintiendo que la angustia me deja sin oxígeno. Corro a través del silencioso pasillo, conteniendo las colosales ganas de llorar. Bajo rápidamente por las escaleras y miro enseguida hacia todas partes. Odio estas ilusiones que florecen al pensar que voy a volver a verlo. Llego a la sala y veo que está vacía, pero en una mesita de noche hay una pistola.
—Srta. Angie, váyase ahora —dice la señora con preocupación a mis espaldas.
Pero no le hago caso y tomo el viejo revólver entre mis manos. Luce viejo, mohoso y, aunque odio admitirlo en el fondo agradezco que Jaden me ensañara a cargar un arma. Toco el revólver por todas partes, venciendo mi temor. Logro abrir el cargador y veo que está vacío. Miro temerosa a mí alrededor; la señora Daphne se ha ido a alguna parte. Me quedo quieta y saco la única bala, que encaja a la perfección. Cierro el cargador y me siento un poco más preparada. Escucho el sonido de unos disparos cerca. Doy un salto; las ganas de correr y llorar se acumulan.
ESTÁS LEYENDO
CALIBAN
ParanormalDurante toda su vida el encierro y la soledad fueron sus únicos amigos, hasta que encontró a una persona valiente que se atrevió a hacer algo peligroso: amarlo. El amor era la única salvación para Angie, quien fue en busca de una salida a sus proble...