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Han pasado dos semanas desde aquella maldita fiesta

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Han pasado dos semanas desde aquella maldita fiesta. Madison me había pillado con Julia en el baño, y desde entonces las cosas con la apuesta se habían complicado. Madison me ignoraba por completo y no quería hablar conmigo. Lo entendía, claro, Julia no paraba de burlarse de ella y yo, siendo el cobarde que soy, no la defendía. Lo que más me irritaba era Noah. El idiota que me había propuesto esta estúpida apuesta ahora se había vuelto amigo suyo y estaba claramente detrás de ella.

Era lunes por la mañana y estaba en la cocina desayunando con mis padres y Reggie. El ambiente era el habitual: papá leyendo el periódico, mamá haciendo tostadas y Reggie hablando de cualquier cosa que se le ocurría.

—¿Cómo van las clases, hijo? —preguntó mi padre, mientras le daba un sorbo a su café.

—Bien, papá. Mucho trabajo y exámenes, ya sabes —respondí, tratando de sonar despreocupado.

—¿Y Madison? —intervino mi madre, María, con una sonrisa. Sabía que le caía bien.

Noté cómo Reggie esbozaba una sonrisa al escuchar el nombre de Madison. Desde que la conoció se había vuelto en una de las personas que mejor le caía, y supongo que él también notaba que últimamente algo iba mal.

—No hemos hablado mucho estas semanas —dije, tratando de mantener la calma— Hay muchos trabajos y exámenes.

Mis padres asintieron comprensivos, pero mamá no se quedó ahí.

—Bueno, tienes que invitarla a cenar a casa un día de estos. La echamos de menos.

—Sí, mamá. Lo haré —mentí, sabiendo que no sería tan fácil.

Miré la hora y vi que se me hacía tarde. Me levanté rápidamente de la mesa, cogí mis cosas y me dirigí hacia la puerta.

—¡Nos vemos luego! —grité mientras salía.

—¡No llegues tarde a clase! —me gritó mamá desde la cocina.

Arranqué el coche y conduje hacia la escuela, mi mente revoloteando con pensamientos sobre Madison. Tenía que encontrar una manera de hablar con ella, de aclarar las cosas, pero no estaba seguro de cómo hacerlo sin empeorar la situación.

Al llegar a la escuela, la vi a lo lejos caminando con Chloe y Noah. Sentí una punzada de celos al ver cómo Noah le ponía una mano en el hombro y ella sonreía. Estacioné el coche y salí, tratando de pensar en qué decirle si tenía la oportunidad de hablar con ella.

En el pasillo, me crucé con Julia, que me lanzó una sonrisa burlona.

—¿Cómo va tu princesita? —me susurró al pasar.

La ignoré y seguí caminando. No podía seguir así. Tenía que encontrar una forma de ganarme la confianza de Madison de nuevo, aunque eso significara enfrentarme a Julia y sus constantes burlas.

Cardigan || Vinnie Hacker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora