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Hoy era el día que tanto había esperado, y la emoción era palpable en el aire mientras terminaba de preparar mi maleta

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Hoy era el día que tanto había esperado, y la emoción era palpable en el aire mientras terminaba de preparar mi maleta.

Vinnie y yo nos íbamos de vacaciones a la costa de California, solo nosotros dos, y no podía estar más emocionada. Desde el momento en que me habló de este viaje, no podía dejar de pensar en cómo sería estar en la playa, con el sol brillando, y sin ninguna preocupación en mi vida.

Mis padres, estaban a mi alrededor, ayudándome a asegurarme de que no olvidara nada, mientras James, mi hermano pequeño, no dejaba de abrazarme y pedirme que no me fuera.

—¿Tienes tu pasaporte? —preguntó mi padre por tercera vez, mirando la mesa donde había dejado la documentación.

—Sí, papá, está aquí en mi bolso —respondí con una sonrisa, mostrándole el bolso pequeño donde guardaba todo.

—¿Y el cargador del teléfono? No querrás quedarte sin batería allí —añadió Roger, levantando una ceja.

—Lo tengo también. Todo está listo —respondí, intentando tranquilizarlos a ambos.

James, por otro lado, no dejaba de aferrarse a mí como si no quisiera que me fuera.

—Madison, ¿tienes que irte? —preguntó con un puchero que me rompió el corazón.

Me agaché para estar a su altura y le acaricié el cabello.

—Solo serán tres días, pequeño. Estaré de vuelta antes de que te des cuenta. Además, estarás con los papás y tus amigas, ¡tendrás un montón de cosas divertidas que hacer!

James me miró, un poco más tranquilo, pero aún así asintió con tristeza.

—Prométeme que me traerás algo de allá.

—Te lo prometo —le dije, dándole un beso en la frente antes de levantarme.

Una vez que todo estaba en orden, salimos de la casa y nos dirigimos al coche. El clima en Seattle estaba frío y nublado, lo típico para esta época del año, pero sabía que en California el tiempo sería más cálido y soleado, justo lo que necesitaba.

Cuando llegamos al aeropuerto, lo vi. Vinnie estaba allí esperándonos, con su familia al completo. Era la primera vez que nuestros padres se veían, y aunque me sentía un poco nerviosa, estaba segura de que todo saldría bien. Nos saludamos con abrazos y sonrisas, y Vinnie me dio un beso suave en los labios, mientras James corría hacia él.

—¡Vinnie! —exclamó James, extendiendo los brazos.

—¡Hey, campeón! —respondió Vinnie, levantándolo en brazos con facilidad— ¿Has estado cuidando bien de tu hermana?

—Sí, pero ella ahora dice que se va tres días —dijo James, con esa inocencia que siempre me hacía sonreír.

—Tres días pasan volando, amigo. Y te prometo que la cuidaré bien mientras estemos en la playa —Vinnie le guiñó un ojo, y James pareció satisfecho con esa respuesta.

Cardigan || Vinnie Hacker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora