22

88 5 0
                                    

Me desperté con la sensación de unos dedos suaves acariciando mi rostro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me desperté con la sensación de unos dedos suaves acariciando mi rostro. Abrí los ojos lentamente, y lo primero que vi fue la sonrisa de Vinnie. Sus ojos marrones me observaban con ternura mientras su mano seguía dibujando líneas invisibles sobre mi mejilla.

—Buenos días, dormilona —susurró, inclinándose para darme un beso en la frente.

—Buenos días —murmuré, entre un suspiro de cansancio y una sonrisa adormilada—. ¿Ya es hora de levantarnos?

—Lo es, pero no te preocupes, aún tenemos algo de tiempo antes de tener que salir —respondió, su voz suave, casi tranquilizadora—. Aunque podríamos aprovechar para darnos una ducha y asegurarnos de que estamos listos.

Me estiré un poco, sintiendo cómo cada músculo de mi cuerpo se despertaba lentamente. Después de todo, habíamos tenido un par de días bastante activos, y aunque parte de mí quería seguir durmiendo, sabía que teníamos que empezar a prepararnos para volver a casa.

—Vale, pero me niego a hacer nada sin una buena ducha antes —bromeé mientras me incorporaba lentamente.

Vinnie soltó una risa suave y se levantó de la cama. Me ofreció la mano, y cuando la tomé, me guió hacia el baño. Sabía lo que estaba pensando antes de que dijera una sola palabra.

—¿Te importa si me uno esta vez? —preguntó con una sonrisa juguetona.

—No es que tenga muchas opciones, ¿verdad? —respondí con una sonrisa traviesa, acercándome para besarlo brevemente antes de que ambos entráramos en el baño.

El agua caliente cayó sobre nuestros cuerpos, y mientras me relajaba bajo el chorro, sentí cómo Vinnie me ayudaba a enjabonar el cabello con una suavidad que me sorprendía cada vez más. Había algo especial en esos momentos íntimos, cuando no necesitábamos decir nada, pero la conexión entre nosotros hablaba por sí sola. Mientras le lavaba el pelo, ambos compartimos risas y algunas bromas tontas, recordando lo divertido que había sido el viaje.

—No puedo creer que se acabó tan rápido —dije mientras le enjuagaba el cabello—. Siento como si apenas hubiéramos llegado.

—Lo sé —asintió Vinnie—, pero hemos aprovechado cada minuto. Además, siempre podemos planear otra escapada, ¿no?

Sonreí ante la idea. Claro, volveríamos a hacer algo así pronto.

Después de la ducha, ambos nos pusimos cómodos con nuestros chándales. Yo llevaba uno gris y Vinnie uno negro. Mientras él guardaba los últimos objetos en su maleta, yo repasaba mentalmente la lista de cosas que habíamos traído para asegurarme de que no olvidábamos nada. Una vez todo estuvo listo, bajamos al vestíbulo del hotel con nuestras pequeñas maletas.

—¿Listo para volver a la realidad? —le pregunté mientras caminábamos hacia la cafetería del hotel.

—No realmente, pero el café ayudará —respondió con una sonrisa cansada—. Aunque podría vivir de vacaciones contigo eternamente, Maddie.

Cardigan || Vinnie Hacker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora