Madison y Vincent son estudiantes de instituto cuyos caminos se cruzan de manera inesperada. Madison, una chica sencilla y amable, se enamora de Vincent, el chico rebelde y popular del colegio. Lo que Madison no sabe es que su relación con Vincent f...
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Las semanas pasaban rápidamente y ya nos encontrábamos a mediados de noviembre. La relación con Vinnie había avanzado más de lo que jamás hubiera imaginado. Nos habíamos convertido en amigos con derecho, aunque aún no habíamos pasado de los besos y algunas caricias traviesas. Halloween fue una noche especial; decidimos pasarlo juntos en casa de Vinnie viendo películas de terror. Después de lo que había sucedido en la última fiesta, no tenía ganas de ir a otra, y Vinnie, siempre considerado, optó por quedarse conmigo, brindándome su compañía y el consuelo de sus abrazos durante las escenas más espeluznantes.
Jack y Chloe habían oficializado su relación, algo que me hacía muy feliz. Los veía tan enamorados y felices que no podía evitar desear que Vinnie me pidiera ser su novia. Sin embargo, sabía que eso era un poco complicado; Vinnie no tenía fama de ser bueno con las relaciones. Aun así, tenía esperanzas.
Hoy habíamos planeado ir a una pequeña feria que habían abierto en el pueblo. Antes, Vinnie vendría a comer a casa, así que me encontraba preparándome con cuidado. Opté por unos jeans boyfriend y una camiseta ajustada de color blanco, con la espalda descubierta. Para compensar el frío, me puse un cárdigan rojo.
Estaba terminando de arreglarme cuando escuché a mi padre, Roger, llamándome desde abajo.
—¡Madison, ya está aquí Vinnie! —gritó Roger con entusiasmo.
—¡Voy enseguida! —respondí, dándome una última mirada en el espejo.
Bajé las escaleras rápidamente y encontré a Vinnie en la sala, charlando animadamente con mis padres. Se veía guapísimo con su chaqueta de cuero y jeans oscuros, su sonrisa iluminaba toda la habitación.
—Hola, Vinnie —dije, sonriendo mientras me acercaba a él.
—Hola, Maddie —respondió, dándome un beso en la mejilla—. Te ves increíble.
—Gracias. Tú también —respondí, sintiendo el calor subir a mis mejillas.
Nos sentamos a la mesa y comenzamos a comer. La conversación fue animada y llena de risas, sobre todo gracias a Roger, que siempre tenía una historia divertida que contar.
—Entonces, Vinnie, ¿cómo van tus clases? —preguntó Roger.
—Van bastante bien, señor. Estoy tratando de mantener mis notas altas para no perderme ningún partido —respondió Vinnie, siempre educado y respetuoso con mis padres.
—Eso es bueno de escuchar. Y Madison me ha contado que eres muy bueno en el béisbol —añadió Mark, sonriendo.
—Hago lo mejor que puedo. Tengo un gran equipo que me respalda —dijo Vinnie, modestamente.
Después de comer, ayudamos a recoger la mesa y a limpiar los platos. Luego, nos dirigimos hacia la feria. El clima era frío, pero el ambiente festivo y las luces brillantes de la feria lo hacían sentir cálido y acogedor. Caminábamos de la mano, disfrutando de las atracciones y de la compañía mutua.