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El día de la audición para ser animadora había llegado, y aunque intentaba mantener la calma, sentía un cosquilleo en el estómago que no podía ignorar

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El día de la audición para ser animadora había llegado, y aunque intentaba mantener la calma, sentía un cosquilleo en el estómago que no podía ignorar. Me desperté antes de que sonara la alarma, así que decidí darme una ducha para despejarme. Mientras el agua tibia caía sobre mi piel, mi mente repasaba una y otra vez las rutinas que había practicado con Chloe. Sabía que ella estaba tan nerviosa como yo, y eso de alguna manera me hacía sentir mejor, porque al menos no estaba sola en esto.

Después de la ducha, me vestí con una sudadera cómoda y unos jeans. No era la ropa con la que iba a hacer la audición, por supuesto, pero había metido en mi mochila mi conjunto de ropa deportiva: unos leggings negros y una camiseta ajustada. Quería sentirme cómoda, pero también segura de mí misma. Cogí la mochila, la dejé al pie de la cama, y bajé a desayunar.

En la cocina, el ambiente era sorprendentemente animado. James estaba sentado en su silla, hablando sin parar sobre su día en el colegio, mientras mis padres me miraban con sonrisas de complicidad.

—¿Nerviosa? —preguntó Roger, alzando una ceja mientras vertía café en su taza.

—Un poco —contesté, sentándome a la mesa—, pero creo que todo irá bien... o eso espero.

—¡Lo harás genial! —dijo James con una energía contagiosa— Seguro que te eligen, Maddie. ¿Podré verte hacer piruetas?

No pude evitar sonreírle, su entusiasmo siempre conseguía alegrarme.

—Si me eligen, te prometo que te enseñaré alguna pirueta —le guiñé un ojo, lo que provocó que me mirara con admiración.

Mi padre, se acercó y me dio una palmada suave en el hombro mientras se sentaba a desayunar.

—Pequeña, solo recuerda divertirte. Eso es lo más importante —dijo con su tono tranquilizador.

Asentí mientras tomaba un sorbo de zumo de naranja y me concentraba en mis tostadas. Intentaba comer algo, pero el nudo en mi estómago no me dejaba disfrutar demasiado del desayuno.

Cuando terminé, Roger se ofreció a llevarme al instituto. Cogí la mochila, les di un beso rápido a mi padre y a James, y salimos de casa. El camino en coche estuvo lleno de charlas animadas, sobre todo por parte de mi padre, que intentaba distraerme con historias de cuando él había jugado al fútbol en el instituto y había tenido que enfrentarse a momentos de nervios.

—Lo importante, Maddie, es que te mantengas enfocada en lo que sabes hacer —decía mientras giraba en una esquina— No te preocupes por quién te esté mirando o juzgando, solo céntrate en ti misma.

Llegamos al instituto antes de lo que esperaba. Al bajarme del coche, respiré hondo y me despedí de Roger con una sonrisa algo nerviosa. Apenas había dado unos pasos cuando vi a Chloe en la entrada, con su mochila al hombro y un aire de puro nerviosismo.

—¡Maddie! —gritó al verme, corriendo hacia mí— Estoy súper nerviosa. ¿Tú cómo lo llevas?

Sonreí, intentando transmitirle algo de calma, aunque yo misma estaba algo temblorosa.

Cardigan || Vinnie Hacker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora