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El lunes por la mañana había llegado con una sensación extraña

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El lunes por la mañana había llegado con una sensación extraña. Después de un fin de semana que, a pesar de estar lleno de cosas buenas, como ganar el partido y pasar tiempo con Madison y su familia, el hecho de que era lunes me golpeaba como un puñetazo en la cara. La idea de volver al instituto y enfrentarme a Noah, a la apuesta, y a todo lo demás, era algo que simplemente no me apetecía. Además, las clases nunca habían sido lo mío, y eso lo sabía todo el mundo.

Me levanté arrastrando los pies hacia la cocina, donde mi madre ya estaba preparando el desayuno. Mientras me servía un café, ella me lanzó esa mirada que sólo las madres saben dar, una mezcla de curiosidad y ternura.

—¿Vas a pasar por Madison, verdad? —me preguntó, como si no supiera la respuesta.

—Sí, ya voy tarde, pero sí, voy a por ella y James. —Respondí, mientras me terminaba el café de un sorbo.

—Cuida bien de ellos, especialmente de Maddie. Esa chica es especial, Vinnie. —dijo mi madre, sonriendo de una forma que me hizo pensar que le gustaba más Madison que a mí mismo.

—Lo sé, mamá —le respondí, mientras recogía las llaves del coche—. La cuidaré.

Terminé de desayunar rápido y salí de casa. Había madrugado más de lo normal porque Mark y Roger estaban fuera por un viaje de negocios, y Madison no tenía cómo ir al instituto. James, su hermano, estaba en la misma situación. No me molestaba en absoluto pasar a recogerlos, era solo que hoy no tenía ganas de mucho. Pero al ver a Madison, todo se sentía diferente, más ligero.

Cuando llegué frente a su casa, vi a James dando pequeños saltitos mientras me esperaba en la acera. Madison estaba más atrás, distraída con su móvil, pero con su mochila y una pequeña maleta colgando de sus hombros. Sabía que llevaba su ropa para el entrenamiento de animadora, algo que, aunque no lo decía, la tenía nerviosa.

Toqué el claxon una vez y James corrió hacia el coche con una sonrisa enorme. Madison levantó la vista del móvil y, cuando me vio, una sonrisa apareció en su rostro, lo cual hizo que mi día mejorara un poco.

—¡Vinnie! —gritó James con entusiasmo, abriendo la puerta del coche y saltando al asiento trasero—. ¡Hoy no tuve que madrugar tanto!

—Eso es porque te vine a buscar, pequeño. —le dije mientras me reía, y él sonrió de oreja a oreja.

Madison se acercó despacio, y cuando subió al coche, me dio un beso rápido en la mejilla antes de sentarse.

—Gracias por venir a buscarnos, Vin —dijo suavemente, mientras colocaba su mochila en el asiento entre nosotros—. No confiaron en mis habilidades como conductora, supongo.

—Mark y Roger tienen sus razones —respondí en tono de broma, mientras arrancaba el coche—. Aunque para ser honesto, tampoco confío mucho en ti al volante.

Ella me dio un pequeño golpe en el brazo, haciéndonos reír a los dos. Mientras conducía hacia el instituto, sentí esa familiar sensación de comodidad que siempre me daba estar con ella. Aunque, en el fondo, estaba inquieto. Noah, la apuesta... todo me estaba pesando más de lo que quería admitir. Y lo peor es que sabía que Madison sospechaba algo, pero no le había dicho nada aún.

Cardigan || Vinnie Hacker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora