Madison y Vincent son estudiantes de instituto cuyos caminos se cruzan de manera inesperada. Madison, una chica sencilla y amable, se enamora de Vincent, el chico rebelde y popular del colegio. Lo que Madison no sabe es que su relación con Vincent f...
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El día amaneció fresco, y como de costumbre, la casa estaba llena del bullicio matutino. Me desperté con el sonido de James gritando desde su habitación. Me vestí rápidamente, poniéndome unos jeans y una sudadera holgada, mientras mi cabello caía suelto por mi espalda. Era un nuevo trimestre, y cada vez quedaba menos para que este último año de instituto llegara a su fin.
-¡Vamos, Maddie! ¡Vamos a llegar tarde! -gritó James, mientras se abalanzaba hacia la cocina donde papá preparaba el desayuno.
Desayunamos como siempre en familia. Roger hojeaba el periódico, mientras papá servía las tostadas y el zumo de naranja. James, impaciente por llegar a clase, casi no se sentó.
-Tranquilo, enano -le dije mientras le revolvía el cabello- No vas a llegar tarde.
-¡Es que hoy vamos a ver una película en la clase de ciencias! -me contestó James con una emoción que sólo un niño podía tener.
Después del desayuno, Roger nos llevó a James y a mí a clase. El viaje fue tranquilo, salvo por la música que James insistía en poner. Llegamos en apenas diez minutos, y al bajar del coche, me despedí de mi papá con un beso en la mejilla.
-Nos vemos luego, Maddie -dijo Roger sonriendo- ¡Suerte con tu primer día del segundo trimestre!
-Gracias, papá. Nos vemos -respondí mientras cerraba la puerta y me dirigía hacia la entrada del instituto.
Al entrar, vi a Chloe esperándome cerca de las escaleras principales. Estaba de pie, balanceándose sobre sus pies con su cabello rubio recogido en una coleta alta. Como siempre, llevaba una gran sonrisa.
-¡Maddie! -me saludó con entusiasmo-. ¡Menos mal que has llegado! Pensé que iba a tener que ir sola a la primera clase.
Nos reímos mientras caminábamos juntas hacia la puerta del aula. La primera clase la teníamos juntas, así que el día comenzaba con buen pie.
-¿Estás lista para este trimestre? -le pregunté.
-Lista es poco. Este es el penúltimo empujón, ¡y después seremos libres! -respondió Chloe, emocionada.
De repente, mientras caminábamos por el pasillo, Chloe se detuvo en seco. Su mirada se poso en un cartel pegado a la pared del pasillo.
-¡Mira esto! -dijo emocionada, arrancando el cartel y mostrándomelo-. ¡Están buscando nuevas animadoras! Al parecer tres chicas se salieron del equipo.
-¿Animadoras? -dije, un poco escéptica-. No sé si eso es lo mío, Chloe. Sabes que soy malísima bailando y no puedo dar una pirueta ni aunque mi vida dependiera de ello.
Chloe puso los ojos en blanco y me dio un leve empujón.
-¡Ay, por favor! ¡No seas tan modesta! Eres mucho mejor de lo que crees. Además, solo tienes que intentarlo. Si no lo conseguimos, al menos nos habremos divertido.