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El despertador sonó a las ocho en punto, sacándome de un sueño profundo

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El despertador sonó a las ocho en punto, sacándome de un sueño profundo. Con un ligero gemido, me desperecé, estirando los brazos hacia el techo antes de levantarme de la cama. Sabía que el día iba a ser largo, pero también emocionante. Después de todo, hoy era el día del partido de Vinnie, y además, iba a llevar a James conmigo, lo cual lo hacía aún más especial.

Después de darme una ducha rápida y aplicar crema en mi cuerpo, me miré al espejo, evaluando mi reflejo. Opté por unos leggins negros y me puse una sudadera del equipo de Vinnie, que me quedaba un poco grande, pero me encantaba lo cómoda que era. Era perfecta para la fría mañana de invierno que se sentía al otro lado de la ventana. Deslicé mis pies en mis botas UGG, de esas que te abrazan los pies con calidez, y me dejé el pelo suelto, cayendo en suaves ondas que contrastaban con la sudadera. Colocándome las lentillas con cuidado, terminé de alistarme y bajé a la cocina.

El silencio de la casa me recordó que nuestros padres se habían ido la noche anterior a un viaje de negocios, dejándome a cargo de James. Sonreí al pensar en lo emocionado que estaba de ir a ver a Vinnie jugar. Decidida a empezar bien el día, me puse a preparar el desayuno.

Tomé un bol con la mezcla para tortitas y comencé a cocinarlas, disfrutando del aroma dulce que llenaba la cocina. Decidí intentar algo divertido, así que cuando las tortitas estuvieron listas, decoré un par con sirope de chocolate, dibujando la cara de un perro en una y la de un gato en la otra. No era una obra maestra, pero el resultado era bastante simpático.

Subí al cuarto de James y, como esperaba, lo encontré completamente arropado, roncando ligeramente. Me incliné sobre él y lo sacudí suavemente.

—James, es hora de levantarse. Hoy vamos a ver a Vinnie, ¿recuerdas?— susurré, pero él solo se acurrucó más bajo las sábanas.

Suspiré y me acerqué un poco más, levantando las sábanas y haciendo cosquillas en su barriga.

—Vamos, James. No te hagas el dormido.

James comenzó a moverse, riendo y tratando de esquivarme mientras las cosquillas lo sacaban del sueño.

—¡Madison, para! —gritó entre risas, finalmente abriendo los ojos.

—Eso es. Vamos, campeón, el desayuno está listo —le dije, sonriendo mientras él se frotaba los ojos con las manos pequeñas.

Bajamos juntos a la cocina, y cuando James vio las tortitas decoradas, sus ojos se iluminaron.

—¡Wow! ¿Son para mí? —preguntó con una sonrisa gigante.

—Claro que sí. Aunque no sé si parecen más un perro y un gato o algo de otro planeta —respondí, riendo mientras me sentaba frente a él.

—¡Son perfectas!

James tomó su tenedor y comenzó a comer con entusiasmo, haciendo pequeños ruiditos de felicidad con cada bocado. Nos reímos juntos, comentando cómo íbamos a animar a Vinnie en el partido.

Cardigan || Vinnie Hacker Donde viven las historias. Descúbrelo ahora