Capítulo 12

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Son las nueve y dos minutos de la noche cuando entro en el baño decidido a poner las cartas sobre la mesa.
Mientras caminaba hacia casa, le he estado dando vueltas en la cabeza. Hacer esto, confrontarlo, es lo mejor.

—No vive nadie —suelto tan rápido como abro la puerta.

La ducha de su baño se detiene.

—¿Qué?

—Tu piso, el bajo primero, no vive nadie. ¿Quién eres? ¿Ocupas el lugar ilegalmente? —Se lo suelto todo de golpe, sin cortarme ni un pelo.

Se oye como manipula el flexo de la ducha y luego un pequeño golpe. Algo se ha caído.

—Perdona… ¿Me has estado espiando, Hongjoong?

—Puedo llamar a la policía. ¿Te llamas… te llamas realmente Mingi?

—Para ser alguien desconfiado que se cree los falsos arrepentimientos a la primera me estás acusando demasiado, solo tengo que responderte que sí para que me creas.

Golpe bajo.

Me ha dejado totalmente fuera de lugar.

—¿Qué? —exclamo, incrédulo.

—Nada.

—¡No, no, no! Ahora lo repites si eres tan capaz de hacerlo.

—No quiero. Ya he terminado de ducharme.

—¡Llamaré a la policía!

—¡Acabo de mudarme, Hongjoong! Joder, ¡aún no he firmado el contrato de arrendamiento! —grita de repente, y yo caigo en que eso puede ser totalmente cierto.

No había reparado en esa posibilidad.

No hace mucho que lo oigo viviendo ahí, y el papeleo para empadronarse en una casa nueva aquí es realmente lento.

Dios mío, puede que haya metido la pata.

—Eh… yo… yo… —balbuceo.

—¿Tú, tú, qué? ¿Acaso te has cansado de espiar a tu novio y ahora has comenzado conmigo?

—¡Oye! ¡No estoy siendo grosero contigo!

—Has entrado en mi edificio para mirar el buzón y comprobar algo que a ti ni te va ni te viene. Eso se llama invasión de la privacidad, y desde luego que es un buen motivo para llamar a la policía.

—¡Perdona, pero eso es más que ser grosero!

Cierro los ojos con fuerza. Mi intención real no era esa, solo quería saber si era de fiar. Si él estaba viviendo allí de manera legal. Solo estaba asegurándome. Aunque ahora que lo pienso mejor, no debería haberme importado.

A mí no me perjudica para nada.

—Buenas noches, Mingi. Siento este enorme malentendido.

Giro sobre mis talones y cierro la puerta tras de mí. No me detengo hasta que llego delante de la cama y me dejo caer boca abajo para luego gruñir contra el colchón.

¡Qué metedura de pata tan bestia, Dios mío!

El chico del baño de al lado ✓ Minjoong [Ateez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora