Capítulo 27

61 22 1
                                    

Han pasado cuatro semanas ya desde que postergamos la cita, y estoy a nada de empezar las vacaciones.

Este fin de semana es el último que tendré libre, porque el que viene estaré hasta arriba de trabajo cerrando el curso en el colegio y el siguiente después de ese tal vez me vaya al pueblo con el resto de mi familia. De hecho, esta semana iré un par de días para celebrar el noventa y siete cumpleaños del abuelo.

Nada de esto supondría un contratiempo, porque es lo que he hecho todos los años, si no fuera porque no quiero hacer esperar más tiempo a Mingi. Hemos seguido hablando como siempre, nada ha cambiado, incluso podría decirse que nos llevamos cada vez mejor. Considero que ya es el momento perfecto para quedar y vernos. Así que voy a aprovechar que él está duchándose mientras yo me cepillo los dientes.

—Eh, Mingi, tengo algo que preguntarte —digo, sacudiendo el cepillo una vez que ya lo he lavado.

Él cierra el agua de su ducha y responde:

—Escúpelo —bromea, o hace el intento, diría yo, ya que me estaba lavando los dientes un segundo antes.

—¿Te apetece quedar este fin de semana para tomar algo y así ya conocernos por fin? —Escucho un murmullo débil que no puedo descifrar proveniente de su ventana. Tal vez me ha dicho que no puede y no lo he oído bien—. ¿Qué? —pregunto.

—Por mí genial, tengo este fin de semana todo despejado.

Me río, vaya coincidencia. Parece que los astros se han alineado a nuestro favor.

—Perfecto. ¿Qué tal este sábado a las siete de la tarde?

—¿Dónde habíamos quedado la última vez? —pregunta.

—Sí, ahí mismo.

—Bien, me lo apunto —bromea—. ¿Estás seguro de que ninguna otra amiga tenga que dar a luz ese día?

Estallo en una carcajada, negando.

—Sí, estoy noventa y nueve coma nueve por ciento seguro de que no tengo otra amiga con previsión de parto para ese día, tranquilo. Esta vez sí iré, esta vez me tendrás ahí sí o sí.

Se ríe.

—Genial entonces.

Después de eso le cuento mis planes de salir a correr, él tiene los suyos para ir a cenar con un compañero de trabajo. Me dice que tenga cuidado, no me vaya a comer el suelo de la acera por ir corriendo despistado, como me pasó en la ducha. Después de explicarle cómo ocurrió realmente ese resbalón, le deseo que disfrute de la cena con su amigo. Finalmente, nos despedimos y cada uno sale de su baño listo para cumplir sus propios planes

El chico del baño de al lado ✓ Minjoong [Ateez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora