Capítulo 46

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Despierto en una cama que no es la mía, con una camiseta de un equipo de natación de que tampoco es mía, con unos boxers que no son míos y con el rostro de un borracho feliz.

Me río al pasar delante de un espejo y, antes de que nadie me vea, levanto el cuello de la camiseta y me escondo hasta llegar al pasillo para ir al baño. Ya dentro, me aseguro de parecer un poco más… normal.

—Buenos días —dice Haku llenando una jarra con zumo.

Me mira de arriba abajo y se pone rojo. Creo que yo también.

—Buenos días, Soul —contesto algo cortado.

—¿Has… Has dormido bien?

—Sí, muy bien.

Nos reímos de puros nervios. Afrontar la situación de que yo haya amanecido en su casa no es tan sencilla como parece.

—¿Dónde está…?

—Aquí, estoy aquí —dice Keeho entrando en la cocina y dando por hecho que yo preguntaba por él.

Le sonrío, pero miro sobre su hombro buscando a Mingi.

—Él no preguntaba por ti, imbécil —interrumpe mi chico desde el otro lado.

No me había fijado en que la cocina tiene otra puerta, que al parecer da a un pequeño patio.

—He preparado el desayuno para todos. Espero que no te importen las calorías, Hongjoong.

Todos me miran, sobre todo Mingi y Keeho a la espera de que yo diga algo. Seis ojos mirando a un solo objetivo desmarañado a la espera de una respuesta sobre calorías. Parece que el tema es importante en esta casa, porque siento la presión en el aire.

—No, qué va. Sinceramente, me da igual —digo al fin.

Keeho mira a Mingi y asiente, como si yo acabara de decir algo realmente bueno.

—Ahora puedes casarte con él, te doy mi bendición.

Mingi levanta una ceja, incrédulo.

—¿Acaso necesito tu bendición? —salta.

—Obviamente, soy tu hermano mayor.

—Nací yo primero, tonto.

—Claro, claro —responde su hermano, y me guiña un ojo antes de susurrarme—: Le llevamos siguiendo el rollo desde hace veintiocho años.

Sin querer evitarlo, me río. La complicidad que Haku y Keeho tienen conmigo se agradece, porque me hacen sentir en aquella casa como en la mía propia.

—Ah, sí, a Hongjoong le queda muy bien tu ropa, Mingi. —Soul mira a Keeho como si lo estuviera regañando y yo aprieto los bordes de su camiseta—. A Mingi no le gusta prestar su ropa —explica cogiendo una loncha de queso y comiéndosela.

—¿Ah… no? Pues…

Me pongo nervioso.

—Tranquilo, si él te la ha prestado, es porque quiere que la lleves. —Me tranquiliza Haku con una sonrisa de amigo y luego un guiño.

—En otras palabras: el pequeño Mingi se enamoró de Hongjoong.

Mingi fulmina a su versión tatuada y yo me río.

—No creo que se haya enamorado —digo mirándolo—. Aunque mi cabello sea irresistible, aún tenemos muchas citas pendientes, ¿verdad, Mingi? Estamos… en lo que se dice «conociéndonos».

Keeho y Haku se miran cómplices antes de añadir «ajá» al unísono.

—Cierren el pico —brama Mingi.

—Ven conmigo, Hongjoong. Deja que el enano gruñón termine de ayudar a Haku mientras nosotros vamos a poner la mesa —propone Keeho y cuando ve que comienzo a seguirlo me mira sobre su hombro —Por cierto chicos, ayer regresamos temprano, espero que no hayan roto la cama.

Me quedo tiezo y miro a Keeho boquiabierto, completamente rojo.

Escucho a Mingi que se atora con un troso de queso.

Y Haku le golpea en la espalda partiendose de risa.

Diablos Kim Hongjoong, ¿Qué tan ruidoso fuiste?

































Bueno, ya el próximo es el final :')

El chico del baño de al lado ✓ Minjoong [Ateez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora