Cáp. 21: "Cabalgando sobre el Mar de la Tranquilidad"

6 1 0
                                    


En realidad, los días pasaban rápidamente, en la Isla de Kaos, a solo unas millas de la Isla del Dios Eru, en donde estarían mucho más a salvo de los peligros, sin embargo, Drey y su gente habían estado tan serviciales, que ninguno quería irse, al menos los hechiceros, porque Aldrick siempre miraba hacia el horizonte, buscando en el cielo a Monique.

En tanto, Monique y Willowmena, caminaban a través del extenso bosque con mucho cuidado, hasta que llegaron a uno de los muchos lagos que habían en ese bosque maldito, el cual estaba congelado y oscuro, miraron a todos lados, el frío se dejaba sentir, y al parecer nadie les seguía, no se escuchaban ruidos, rumores, pero Monique estaba palideciendo cada vez.

-¿En que parte estaremos?

-No lo se Willowmena… ya no se si vamos saliendo… o vamos adentrándonos más… el bosque es enorme…

-Tenemos que buscar un lugar para darnos calor, no quiero que sufras hipotermia princesa, tu salud es muy delicada como para exponerte a esto…

-Me siento bien por el momento, aunque no lo creas…

-Presiento que en cualquier momento, nos pueden atrapar, me siento vulnerable y confundida… el espíritu maligno del bosque puede eliminarnos de un momento a otro…

-¡EL lago! – señaló Monique de repente… y de en medio del pequeño lago, comenzó a brotar agua, agua turbia, abriendo un boquete, y de ese boquete, emergió como un trono de hielo, y en el trono, una figura cubierta por una caperuza blanca… y comenzó a nevar en el lago.

-¿Quién es?

-No lo se… mejor alejémonos ahora… o nos puede hacer daño…

-Yo quiero saber quién es – Dijo Monique neciamente y se acercó a orillas del lago, sin importarle que el frío se acentuara más. Y de repente, la figura levantó el rostro y era blanco como la nieve, con los labios rojos como la grana, y los ojos aguamarina, era una mujer y de repente la caperuza blanca cayó al piso y unas alas de cristal se extendieron en sus espaldas y lo que tapaba su cuerpo, era un vestido de hielo.

-¿El hada de las nieves? – Murmuró Willowmena, al ver como el cabello manaba una cascada de hielo.

-¿Quién eres? – Preguntó Monique caminando sobre el lago congelado, hacia ella…

-No soy un hada – respondió aquella mujer y pese al rostro pálido como la cera, su belleza era única – Me llamo Arin… y el espíritu de este bosque oscuro, congeló mi alma para siempre… o hasta que se destruya la maldición…

-¿Arin? ¿Eres un elfo?

-Si… cuando fui capturada, dejaron mi alma atrapada en este lago y al verme solo, mi corazón se congeló con el resentimiento y el odio hacia el maldito… Ahora he podido proteger este espacio, es mío… y el no puede entrar, porque la dureza y la frialdad de mi corazón, han formado una cruenta coraza… Pero no puedo salir y permaneceré aquí, hasta que llegue el fin, algún día.

-Lo lamento…

-Te pasará lo mismo si sigues en el bosque…

-No sabemos por donde ir…

-Y yo no puedo decirte porque tampoco lo sé, quedé atrapada aquí cuando él me arrebató el cuerpo, lo maldije por siempre y me quedé en este lago… aquí en medio de la soledad…

De repente se escuchó un gruñido espantoso, los árboles se azotaron y crujieron dolorosamente, Arin quien no se movía de su sitio, ordenó a Monique y a Willowmena que se quedaran dentro del lago congelado.

-El espíritu maligno las busca… dentro del lago, no tendrán problemas porque como te dije, no puede pasar… y yo no puedo salir, aquí adentro estarás protegida, aunque no por mucho tiempo, el frío no te hace bien… princesa Monique…

La Leyenda del Hada y el MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora