Cáp. 47: "La Dama Blanca y el Arcoiris"

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Y un hada apareció de entre la luz blanca… era… verdaderamente… hermosa… su rostro casi infantil, su mirada serena, de un azul intenso, que parecían dos zafiros, el cabello rubio platinado, lacio y tan largo que le arrastraba, llevaba un vestido blanco, lleno de polvo de estrella, que lo hacía lucir impresionante, llevaba una tiara de cristal en la frente y sus alas eran medianas, pero soplaban suavemente.

-Señora – Dijo Aldrick y ella sonrió y le hizo una señal de silencio… Se inclinó hacia Ron y le sonrió…

El pelirrojo ya podía morir por aquella preciosa visión…

Ella pasó su mano por su rostro y continuó pasándolo por su cuerpo, Karin observaba un poco indignada… ¡La Dama Blanca estaba toqueteando a Ron! Por así decirlo… pero las heridas, los huesos rotos y el veneno se esparcían del cuerpo del pelirrojo.

De repente, todos alzaron su rostro, una ráfaga de flechas iban hacia ellos, pero de nuevo, esa dama blanca, alzó una mano, ondeándola, y las flechas de hicieron polvo fino que voló con el aire.

Harry estaba absorto…

-¡Debemos protegernos! – Dijo Harry reaccionado

Pero La Dama blanca le tocó el brazo suavemente y negó con la cabeza, y el chico tuvo que apaciguarse, inclinándose de nuevo sobre Ron, quien parecía recuperar el color sonrosado y sus pecas se vislumbraban mejor.

Ella volvió a pasar la mano en el cielo y un arcoiris los cubrió por completo, Harry podía verlo en la inmensidad y ya no podía observar la batalla.

-Nos ha protegido – Sonrió Aldrick y se volvió hacia la Dama Blanca – Muchas Gracias.

Ella sonrió y continuó la sanación con el pelirrojo.

Fuera de ese arcoiris, la batalla continuaba, Enywen luchaba fieramente montada sobre Luxus, enviando sus más poderosos hechizos, pero sin perder de vista a Sakai-Ellioth, sabía que a veces ellos, no usaban magia oscura por temor a Eru y no deseaba que nada le pasase.

Altariel guiaba a otro grupo de elfos que protegían a Luna y Marius quienes estaban a pocos metros de llegar a donde el arcoiris, sin percatarse que bajo ellos, ya había otro, invisible al ojo de los arqueros oscuros.

Hermione y Draco habían alcanzado el arcoiris, y ya estaban a salvo, mientras Iron cuidaba de Blaise, ella con un pañuelo húmedo, limpiaba el rostro de Draco y procuraba que estuviese bien, el chico tenía algunas laceraciones en su blanca piel, afortunadamente hecha con lanzas, no con las flechas envenenadas.

-Mejor quítate la camisa – Urgió Hermione – está muy rasgada y necesito curar tus heridas.

-No tengo nada Hermy…

-Draco…

-Está bien – sonrió y se la quitó, efectivamente en su espalda, tenía dos rayones lacerantes que contrastaban con su piel color nácar, ella deseó tener murtlap para curárselas.

-Ya están secas…

-¿Lo ves?

-De todas maneras, esta camisa está rota… ya no te sirve…

-No puedo estar así…

-Esperaremos a que regresen todos para ver si alguno te puede dar una prenda, no puedo permitir que estés así, semi desnudo y que todas te vean – y le paso sus manos por su pecho y el rubio sonrió.

-¿Celosita?

-MMM… quizás…

Draco se inclinó y besó los labios de Hermione, justo cuando Ginny entraba junto con Andrae en su Pegaso… la pelirroja hizo un gesto al ver como ese par se estaba dando un beso apasionado… Andrae le dejo sola y regresó a la batalla…  Marius y Luna entraron al poco rato, ambos con algo de sangre salpicada en sus cuerpos. Pero bien.

La Leyenda del Hada y el MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora