Cap. 15: "El coleccionista de sueños"

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“Adrien, abre los ojos… Rubecca ha regresado”

 
En una aldea de la Isla de Zacek, pertenecientes a los elfos oscuros, se escuchaba una voz que inundaba los sueños del líder, esa voz parecía meterse en sus sueños y apoderarse de su tranquilidad…

 
“Adrien, abre los ojos… Rubecca ha vuelto a la vida”

 
Y Adrien Zane abrió los ojos, los azulísimos ojos del elfo brillaron en la oscuridad, se puso de pie y se asomó a la ventana de su choza, mirando el mar en el horizonte, volteó lentamente y al fondo, una luz brillaba, hacía mucho que no lo hacía, se acercó, era un camafeo que le había obsequiado a Rubecca antes de la tragedia y que esa mañana no lo había llevado, el cual siempre brillaba, pero desde su desaparición, había dejado de brillar, hasta ese día…

-Rubecca – Murmuró el elfo con voz rasposa y entrecerró los ojos tratando de localizarla y pudo visualizarla, durmiendo plácidamente entre los brazos de una joven, de largos y revueltos cabellos rojos, en medio del mar.

-Señor – de repente entraron un par de elfos ¿Nos llamaba?

-Rubecca ha aparecido…

-¿Cómo? ¡Eso es extraordinario señor!

-¿En donde está para ir por ella?

-La he visto en medio del mar… pero no puedo saber el lugar exacto…

-Podemos preparar un par de navíos y partir…

-La trae ella…

-¿Ella?

-Una bruja…

-¿Qué? ¿Cómo? ¿Una bruja?

-Finalmente el coleccionista de sueños tenía razón… Rubecca regresaría con una bruja de cabellos rojos… ¡Pero no puedo confiarme! Puede ser una trampa, tendré que ser paciente… que esperarla, pero… de todas maneras iré a ver al vidente ahora mismo.

-¿A su hermano señor?

-Para mí, es el coleccionista de sueños, nuestro vidente, más que mi hermano ¡preparen los caballos, iremos a su aldea!

En tanto, a medio mar, las olas parecían levantarse más de la cuenta, el aire arreciaba y los chicos comenzaban a sentir frío, Karin se protegía con sus alas, pero aún así, era insuficiente, todos tuvieron que comenzar a juntarse, conforme oscurecía, el panorama se avecinaba demasiado osco y horroroso, pues las olas del mar se ennegrecían junto con la caída de la noche.

Nunca en su vida, Draco había estado más cerca de Hermione, la chica estaba muy juntito a el, en busca del calor y él no podía sentir ni odio en ese momento, pues él también estaba necesitado, el frío calaba los huesos con intensidad.

-No podemos dormirnos todos – Advirtió Aldrick – Debemos hacer guardia… ya que si perdemos de vista el momento de divisar la Isla, no podremos evitarla, haremos guardia.

-Muy bien – Respondió Harry – Vamos primero…

-Como quieras – Dijo el elfo, y el resto pudo dormir mientras que ellos permanecían alertas.

Rubecca dormía plácidamente entre los brazos de Ginny, mientras Luna que daba vueltas en su estrecho lugar no podía conciliar muy bien el sueño, en una de esas miró fijamente a la elfa, en medio de la oscuridad que los embargada, y por un momento, no supo si fue un sueño, pero claramente vio como Rubecca abrió los ojos, le miró y comenzó a cantar algo perturbador para ella, y parecía que Harry no escuchaba eso.

 
“Hada de la Luna, Serenity, no dejes que tu corazón se eclipse o serás eterna oscuridad”

 
-¿Qué?

La Leyenda del Hada y el MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora