Cáp. 22: "Falsa Melodía Once a Medio océano"

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Drey hablaba con los chicos sobre su partida, las barcazas ya no daban de si, así que el monarca de la Isla de Kaos, les tenía otras opciones para marcharse a la Isla Eru. Diandra ya estaba con ellos, cubierta por una gruesa manta, ocultando la delicada operación mágica para aumentar la talla de ya saben que en ya saben donde...

-No resistirán sus barcos para llegar a la Isla Eru, están a punto de destrozarse… Nosotros no poseemos nada de eso, porque nunca salimos de la isla… Pero tenemos modo de enviarlos, en la Isla de Eru, tendrán la oportunidad de mejorar sus condiciones.

-¿Y en que atravesaremos el agua que nos divide hacia la isla?

-Caballos de agua…

-¿Qué?

-¿Nunca han visto caballos de mar?

-¿Hipocampos? – preguntó Harry confundido

-Esos viven bajo el agua, nuestros caballos, galopan sobre ella… son formaciones echas de espuma y agua… pueden llevar a dos personas en el lomo, así que escojan su pareja…

-Perfecto – Dijo Aldrick y se dirigió a los chicos – Luna irá con Marius… Harry con Diandra, Hermione con Draco…

-¿Por qué tengo que ir con Granger?

-¡Yo no quiero ir con Malfoy!

-¿Alguien quiere ir con la señorita Granger? – solicitó Aldrick, pero Diandra ya tenía a Harry sujeto del brazo, Karin no permitiría que Ron se fuera con otra, Luna estaba junto con Marius…

-¿Por qué no puedo ir contigo? – Chilló Hermione a Aldrick

-Si, yo quiero ir solo – gruñó Draco

-No pienso cumplir caprichos – Espetó el elfo – Así que… o se van juntos, o se quedan…

-¿Por qué no nos pueden dar otro caballo de mar?

-Déjenme explicar una cosa – Apuntó Julen – los elfos saben galopar sobre el agua… ustedes no, necesitan la fuerza de dos, para dominar el caballo o corren el riesgo de que éste los tire o se convierta de nuevo en espuma de mar…

-Sean honestos – dijo Drey – el mago y la bruja, no podrían montar uno solos, y si alguna de ellos va solo, corre el riesgo de morir en medio del océano… si la bruja va con Aldrick, entonces… el mago puede morir…

Draco lo pensó por un momento, pensando que… si había algún problema en medio del mar, tiraría a Hermione 🤡, así de fácil, así que aceptó finalmente ir con ella, Hermy también tuvo que aceptar el hecho de que no subir al caballo, significaría su falta de responsabilidad.

Todos se fueron a orillas del mar al atardecer, mirando el océano, Drey miraba a Luna por última vez, la chica estaba decidida a ser ella y no dejar libre a Serenity, o la otra opción era que Serenity se fuera de su ser y la dejara tranquila. Diandra se había vuelto a poner un vestido sencillo y los zapatos de piel, cosidos a mano, esta vez por las elfas de la isla, se habían despedido de Tabata, quien le había asegurado que se verían nuevamente.

-Es el atardecer – señaló Drey – Los caballos saldrán, cabalgarán con ellos toda la tarde, la noche, el amanecer, podrán dormir sobre ellos, pero nunca soltar las riendas, siempre ambos la deberán portar, si la sueltan, los tirará y el caballo, volverá a ser espuma…

Drey comenzó a evocar un suave hechizo armonioso, cuando una ola comenzó a formarse y de las orillas, la espuma del mar abundó, adquiriendo la forma de caballos percherones blanquiazules, que relinchaban y entre sus cuerpos se podrían apreciar algunos peces que nadaban sin poder salir.

La Leyenda del Hada y el MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora