cap. 54: Sueños rotos

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De repente, se sintió solo, y levantó la mano, con la cual había abofeteado a karin y en su alrededor se comenzó a escuchar un susurro en el viento...

"Si me golpeas tres veces te abandonaré, si me regañas tres veces te abandonaré, no debes vigilarme, seguirme o espiarme, o de lo contrario te abandonaré"

Y recordó la primera vez que la había visto, frente al bosque, con su frágil figura, estilizada, con el rostro de ensueño y sus rizos rubios largos y sedosos, portaba sus enormes alas plateadas y su actitud era tan altiva desde el inicio ¿Por qué tuvo que idiotizarse tanto?

-Se merecía la bofetada – Dijo entre dientes, las lágrimas ya le quemaban los ojos, amenazando con salir, y aún había hadas y elfos curiosos, mirándolo a lo lejos, murmurando... luego vio a Malfoy que iba de la mano con Hermione y las palabras que él le dijera una vez retumbaron su cerebro.

-"¡Vamos Weasley! ¿Qué clase de chica crees que se fijaría en ti? Karin Akeelah está fuera de tu alcance, eres tan vulgar y un patético pelirrojo como tú, sin clase, sin ningún atractivo... sólo le servirías como esclavo"

-Y que razón tenías... Malfoy...

Ronald se alejó tristemente hacia la habitación, pero no pudo ser mas fuerte, se desplomó al pie de la cama, llorando con desesperación, era... era terrible verle así... (Incluso mi corazón se rompía al estar escribiendo esto) pero no había nada peor, el sentir como su corazón estaba hecho pedazos...

¿Por qué?

¿Por qué había personas que podían tener todo? Mientras que el no podía tener nada... ni siquiera el amor... sus aspiraciones habían sido tan altas, estaba tan absurdamente ilusionado, que no veía las claras señales que Karin le daba...

Siempre lo había tratado como sirviente...

Había sido un ciego...

La deseaba muerta...

Y en su alcoba, de los ojos de Karin por fin escurrían lágrimas rojas porque había perdido a su amor... y su hermosísimo rostro estaba marcado por el surco sanguinolento, mientras se hacía un ovillo en un rincón... ella era mala... la naturaleza se había equivocado...

-No me odies Ronald... no me odies... por favor no me odies...

Y las flores que tapizaban su alcoba estaban manchadas por las lágrimas rojas, y se marchitaban, aunque luego volvían a renacer otras...

Irina, su madre, le llevaba personalmente la bebida, pero al parecer Karin, no deseaba nada, permanecía acurrucada en su aposento, sin moverse.

-¡Karin, por Mab! – Exclamó Irina al ver su precioso rostro manchado de sangre y de inmediato trató de limpiarse las mejillas - ¡Mira nada más como estás!

-Quiero estar sola – suplicó – Por favor madre...

-Hablaré con Karewit... le diré que se cancele la boda y...

-¡No! Que no se cancele nada... no quiero... ya no quiero... ya no quiero sentir... tanta... culpa...

-¿Estás segura?

-Si... Madre, por favor, déjame sola...

Irina salió desconsolada, afuera, ya esperaba la comitiva, ellos al enterarse del escándalo también estaban preocupados por lo sucedido.

-¿Cómo está Karin? – Preguntó Enywen

-Mal... su corazón se rompió...

-Entonces cancelaremos y...

-Escuchen, Karin no desea que por su pena, se cancele el compromiso, que la boda se celebre... de todas maneras e de confesar que aunque eso no hubiera pasado, ella no asistiría... y no tengo que decir el motivo...

La Leyenda del Hada y el MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora