cap. 46: "Si nos quedara poco tiempo:

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Era toda una visión, aquellos pegasos volando uniformemente, como bailando con el aire, ellos, estaban prácticamente rodeados, y los pegasos no parecían chocar unos contra otros, todos volaban en perfecta sincronía.

El cielo apenas comenzaba a aclararse, las estrellas del firmamento agonizaban lentamente, todo parecía ir perfecto, Enywen había dicho que debían buscar el primer arcoiris, así fuera en dirección contraria.

Harry veía de reojo a Diandra, el hada montaba de lado, sin necesidad de sostenerse o asirse de la correa, se veía realmente preciosa, un ángel, y sus largos cabellos rizados flotaban con el aire… Harry podía estarle viendo todo el día.

Atrás de ellos, Hermione volaba casi al lado de Draco y de vez en cuando, cruzaban su mirada y sonreían levemente…  En realidad, los únicos que si volaban juntos, por su seguridad, era Blaise, a quien Iron lo guiaba.

-Cuanta tranquilidad – Dijo Ron mirando a todos lados…

-¡Arcoiris! – Exclamó Luna señalando

Un majestuosos arcoiris comenzaba a visualizarse en una extraña maravilla, los siete colores brillaron intensamente, era extraño verlo a lo lejos, cuando solo se le veían en días nublados. Pero ahí estaba…

-¡Vamos hacia el! – Gritó Enywen, cuando de repente.

¡ZZZZZPPPP!

Una flecha atravesó la cabeza del elfo que iba enfrente de Harry y Diandra, y cayó pesadamente al suelo, de inmediato el Pegaso desapareció.

¡AAAAAAAH!

-¡Nos atacan!

-¡Protegeos!

-¡Proteged a los magos y a las princesas!

Una lluvia de flechas envenenadas, salieron de todos lados, del cielo, de los costados, parecían aparecer de la nada.

-¡Arqueros Oscuros! – Gritaron los elfos, señalando a unas feas criaturas con alas de murciélagos, que parecían gnomos y llevaban arcos y flechas y los rodeaban - ¡Cuidaos de sus flechas!

Basalik, montada en un dragón larguirucho, color verde esmeralda, observaba.

-¡Mátenlos a todos! – Gritó – Porque así, el espíritu maligno, me ayudará para que Fractalia no me toque…

Enywen levantó su báculo y apuntaba a las flechas y a los arqueros, un rayo de luz plateado salía de la punta y deshacía las flechas en el aire y con el último halo mágico, derribaba a dos o tres… pero eran cientos de arqueros…

-¡Vuelen hasta el arcoiris, al llegar, escóndanse entre su luz, es la última protección!

-¡OK!

Los elfos que protegían a los magos se dispersaron, para contraatacar a los arqueros oscuros, quienes a pesar de no ser grandes, si no más bien enanos, eran fieros guerreros, eran más de ciento cincuenta y aparte, manejaban con destreza el arco con sus flechas envenenadas.

Harry tomó con fuerza su varita, buscando a Diandra con la mirada ¡La había perdido! Pero no era el único, Ron no encontraba a Karin, claro, el que si estaba tras ella, era Aldrick, quien había prometido llevarla con bien, hasta su reino y lo iba a cumplir… aunque muriese en el intento… aunque no volviera a ver a Monique.

Hermione se sujetó con fuerza al lomo del Pegaso mientras le susurraba al oído y con una mano suelta, su varita.

-¡Al arcoiris, al arcoiris!

El caballo alado parecía entender, porque en seguida comenzó a irse en picada y a zigzaguear las flechas, que rozaban peligrosamente, mientras el diamante que tenía en su frente, brillaba y emitía una luz que desviaba algunas de las flechas.

La Leyenda del Hada y el MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora