Cap. 50: "Rumbo a Stromkarl"

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Cuando todo estuvo listo, los elfos, los hechiceros, las hadas y los hados estuvieron listos para comenzar el camino rumbo al reino de Stromkarl. Los magos y las brujas subieron a los antílopes gigantes, algunos otros, sobre los pegasos, las hadas y hados del aire, se convirtieron en eso y se esparcieron.

Para fortuna de Diandra, los antílopes podían llevar a dos personas en el lomo, por lo que ella pudo subirse junto con Harry, como siempre, Draco no soltaba a Hermione… o podría decirse que al revés, ya que las hadas no dejaban de rodearlo y jalarle el cabello, cosa que ponía muy celosa a la castaña, y es que las hadas decían que tenía aire principesco.

Luna y Marius también subieron en una sola bestia, ella era tan menudita al lado del mago, que este la cobijaba bien con sus brazos… Ginny había tenido que subir a regañadientes al Pegaso junto con Adrien, quien no quería que se fuese en un antílope, ya que esas bestias brincaban alto… y para el estado de ella era peligroso…

Por supuesto que como Blaise no recuperaba bien la vista, tenía que dejarse guiar por Iron, quien tenía los colmillos menos largos, pero aún así, eran de dar miedo. En cambio, el que de plano se iba solo, era Ron… Karin había echo un escándalo para montar un Pegaso sola…

Tristemente el pelirrojo apretó la estrella que le daría el día de su cumpleaños… pero esperaba que eso le devolviera el buen humor y respetaba su decisión de irse sola…

Claro, todos iban rodeados de los elfos y la comitiva hádica, así que no todo sería tan grave…

El viaje fue más veloz y pesado… mientras los pegasos surcaban el cielo, y los antílopes corrían a una velocidad impresionante y brincaban muy alto para agarrar mas velocidad… todos iban agazapados… claro, al frente los elfos de aire, los guiaban sobre todo el príncipe Tairi, quien se transformaba de aire sólido y expandía sus brazos frente a la manada que lo seguía.

Las otras hadas iban en forma de esferas brillantes que manaban del cielo azul, subían y bajaban detectando enemigos… pero afortunadamente, no parecía haber mayor peligro… pronto llegaron al segundo arco iris, al que pasaron de inmediato, no se detuvieron…

Algunas ninfas solo les hicieron señas y les aventaron flores y suave brisa veraniega… las driadas salían al paso y les señalaban el camino a seguir… no había tiempo de desfallecer… el tercer arco iris fue pasado de ese mismo modo…

Al llegar al cuarto, solo hicieron un breve descanso para que los animales bebieran agua y se alimentaran… ellos hicieron lo mismo… y de paso, los elfos les echaban ungüentos en sus manos a los jinetes, ya que tenían que sostener tan fuerte la rienda, que éste mismo les quemaba las manos, pese a los guantes que les tenían dado.

Claro… no tengo que decir que Diandra y Hermione, prácticamente pusieron un grito en el cielo, cuando las elfas quisieron curar las manos de los jinetes, groseramente (ambas) les quitaron las pomadas y ellas se encargaron del asunto…

Celosas…

-No te atrevas a decirme nada – Le dijo Hermione a Draco quien estaba a punto de abrir sus lindos labios – No lo hagas…

-Me enloqueces – dijo el rubio sonriendo encantadoramente y ella alzó sus ojos castaños mirándolo azoradamente… había sido una declaratoria inusual.

-No es justo – Murmuró ella – Me atas así…

-¿Por qué? ¿Por qué te digo que te quiero?

-Si… ¡Se supone que debo pelearme contigo! Y no puedo…

-Me encanta que seas tan celosa…

-¿Y no debo serlo? ¡Por Dios! A donde quiera que volteo, veo tanta belleza que yo… ya estoy harta… ¿Dónde quedo yo?

La Leyenda del Hada y el MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora