cap. 53: Palabras punzo cortantes

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La princesa ahí estaba...

Claro, amanecía con el genio peor que el día anterior, decidida a no salir de su palacete, Irina fue a verla esa mañana, le dio un beso en la frente.

-Debes salir Karin, eres demasiado obvia, ofenderás a Jacoba, quien no será una princesa pero pensaba que era una de tus confidentes...

-¡Pues lo siento madre! Ella entenderá porque no estaré en su celebración... ya que echó a perder a la mía... ¿No lo ves? Hasta ahora no me ha llegado un obsequio, todos han sido para los "contrayentes"...

-¡No puedo creer que desaires así a Jacoba no presentándote a la boda!

-No pueden obligarme – Gritó - ¡Tal vez las otras tengan el rango más alto y puedan disponer de las celebraciones que consideren importantes, pero no pueden obligarme a asistir!

-Reconsidéralo karin...

-No tengo nada que pensar madre, así que por favor, evítame la pena de poner yo misma la protección en la puerta de mi palacete para evitar que me molesten...

-Hija... ¿Por qué actúas de modo tan equivocado?

-¿QUE? – casi gritó y algunos elfos, elfas y hadas que rondaban trataron de irse, al momento en que Karin furiosa se dirigió a la puerta principal de su palacete y la abrió... para que su madre saliera, se fuera, y la dejara sola...

-No me puedes correr, soy tu madre, de más alto rango que tu... solo eres una princesa, no una reina ¿Ves? Por eso te digo que tu actitud es equivocada... ¡Me han dicho que ni siquiera quieres acompañar a los hechiceros a los linderos del bosque! ¡Debes ir!

Karin comenzó a discutir con su madre sobre lo sucedido, la princesa estaba empecinada en su posición y en ese momento, sentía que detestaba a la reina madre ¿Cómo podría decir que se equivocaba? Ella estaba convertida en una fiera.

-¡Basta madre! ¡Creo que bastante tuve con lo que he pasado! Muchos días en el mar, enfrentándome a peligros, viviendo una tragedia que alguien como yo no merece ¡Y ahora me dices que sería bueno para mí que los acompañe al bosque oscuro! ¡NO! Que vayan las guardias, yo de aquí no me muevo más...

Y se sentó en un sillón hecho de rosas blancas, señalándole a su madre la puerta abierta.

-Pero Karin, ellos te han cuidado, has recobrado tu fuerza, tampoco digo que te pongas en peligro, solo que los acompañes hasta los linderos y...

-¡NO! – Gritó justo en el momento en que Ron llegaba, había corrido hacia ella, seguido por Venus hasta que la vio con su madre, pero al escucharla furiosa se detuvo y se ocultó, no quería que lo vieran presenciando una discusión familiar, pero al querer irse algo lo detuvo.

-No grites Karin – gruñó su madre – Por lo menos deberías hacerlo por consideración al mago que te ha protegido tanto...

-¿De que hablas?

-De el hechicero llamado Ronald... el te ha protegido de los peligros, se nota que el te quiere mucho y...

-¡El era solo un criado para mí! – Espetó y el corazón de Ron se heló y Venus que iba tras el se detuvo en seco.

-¡karin! ¿Qué cosas tan desagradables dices?

-Es la verdad... es solo un criado... embrutecido por mi belleza... pobre humano idiota, si pensaba que yo podría fijarme en un ser tan prosaico y corriente como el, se equivocó, para criado está bien, porque me cumplía mis exigencias ¡Creo que nunca he tenido un asistente tan servicial!

-¡Por Mab, hija! ¿Es en serio todo lo que me dices?

-¡CLARO QUE SI! ¿CUANDO TE HE MENTIDO? – Vociferaba mientras Ron se apoyaba en la pared, apretando contra su pecho la hermosa estrella que le había dado Andrae y Venus se sentía fatal- ¡Que haya dejado que me besara y me acariciara fue por conveniencia! Pero me repugna...

La Leyenda del Hada y el MagoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora