Tan azul como la nieve ~ Adaptación al YoonMin~

29: Un Ascenso Amargo

La espalda de Siwon choca contra las vitrinas del despacho, despedazando por completo uno de los cristales. YoonGi camina directo a él y rodea su cuello con sus manos, apretando y levantándolo del suelo. No han cruzado palabra alguna, YoonGi no le ha dado el tiempo de siquiera dar un saludo, solo se ha abalanzado sobre él apenas el zorro y sus allegados pusieron un pie dentro del despacho de su padre. Aprieta aún más fuerte, rechinando los dientes con furia mientras el maldito de Siwon jadea, desesperado por un poco de aire.

— Ma... majestad... por... — Súplica el maldito y nada puede darle más satisfacción a YoonGi, nada salvo tal vez matarlo ahora mismo.

— YoonGi. — Llama su hermano a sus espaldas, ligeramente nervioso. — Es suficiente.

No. Nada es suficiente, no después de saber que este maldito se ha atrevido a poner dedos, uñas y boca sobre JiMin, con intenciones de llegar quien sabe hasta qué punto de no ser por intervención de TaeHyung. ¿Con qué derecho? ¿Con qué osadía? Maldito, mil veces maldito. Pero entiende, no puede matarlo, no de esta manera. Ser príncipe no le da el derecho y él lo sabe, todos en la sala lo saben. Suficiente ha hecho ya cómo para manchar el nombre de su familia así. La justicia no es por mano propia en Luperca así que se traga la furia y el odio de su corazón, lo guarda en su estómago y relaja sus puños lentamente.

El zorro cae sobre los cristales y tose como un maldito enfermo, babeando y convulsionando, boqueando como el patético ser que es mientras inhala aire a todo lo que sus pulmones dan.

— ¿Cómo tiene el descaro de aparecerse aquí? — Sisea YoonGi furioso, viendo como los otros miembros del consejo ayudan a Siwon a levantarse. — Después de sugerir un cambio de poder, de darnos por muertos a mi padre y a mí, de tocar al señorito Park. ¿Cómo se atreve maldito desgraciado?

— Mi señor... — habla el hombre mientras intenta levantarse.

— ¡Cállese, maldita sea! ¡Cállese!

YoonGi camina hacia él y lo levanta de un tirón tomándolo de la camisa, apartando a todos.

— Rece y ruegue, implore y suplíquele a la Luna que el Rey no se muera porque si yo subo al trono, oh dios, no sabe el infierno que le espera. Y no, no es una llamada de atención ni una advertencia, es una amenaza.

Los ojos de Siwon tiemblan, todo él, sus manos y sus piernas. Es un puto cobarde, YoonGi no tiene duda y aun así no se fía, jamás se ha fiado de Siwon y no piensa hacerlo en un futuro. Hay algo turbio en él, siempre lo ha sabido y ahora no queda pizca de duda en él. YoonGi va a descubrir que oculta este maldito y va a exponer todo lo sucio de su persona. Es una promesa personal.

— Y de hoy en adelante ningún tema político será tratado directamente con usted. Me encargaré de que el consejo lo suspenda indefinidamente de su cargo hasta nuevo aviso. A partir de ahora será su segundo, Lee DongHae, quien asumirá su papel en la mesa del Consejo.

Y YoonGi puede notar como el odio se enciende en la mirada de Siwon.

~*~

Los sirvientes de la casa toman y sirven la cena en silencio, cabizbajos y bastante entristecidos. La última de las tropas ha vuelto a Luperca y con ella el recuento total de bajas. Muchas personas han perdido hermanos, hermanas, padres, hijos, hijas, esposas y esposos. La mayoría han vuelto con vida aunque con graves heridas que no dejarán que vuelvan a ser los mismos de antes y las familias cuyos miembros ahora son menos lloran la ausencia, el hueco que nunca podrá ser llenado otra vez.

JiMin comprende la sensación de abandono que eso significa, la ha experimentado varias veces, demasiadas a decir verdad y aunque está contento de que YoonGi haya vuelto con vida eso no quita que también se siente igual de triste que todos en la casa. ¿Por qué las personas tienen que morir de tan horrible forma? Él cree que si alguien va a morir debe ser de viejo, recostado en su cama, bajo el techo de su hogar, en compañía de las personas que lo aman. Nadie debería morir asesinado a manos de un desconocido lejos de casa, nadie.