64: Consuelo

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Al final han dejado a las leonas aisladas unas de las otras en la prisión de la mansión. YoonGi ha decidido que allí se quedarán por un tiempo, por lo menos hasta concertar sus siguientes movimientos con la visita que pronto han de recibir en Luperca.

Han pasado dos días desde el incendio y la casa ya ha recuperado parte de su orden habitual en las últimas veinticuatro horas aunque eso no quita que aún haya gente yendo y viniendo por los pasillos. La mayoría son mucamas y mozos, quienes se ocupan de dar los últimos arreglos a las habitaciones (las que no fueron destrozadas durante el ataque) mientras que otros tantos son enfermeras y jóvenes sirvientes que se encargan de llevar comida a los enfermos que descansan en el ala médica o que traen y llevan los remedios que JiMin ha estado preparando desde el día anterior sin parar en su invernadero.

Es justo a ese lugar al que se dirige YoonGi, justo después de haber escuchado que por décima vez han sido las nodrizas quienes se han encargado de la alimentación de los bebés, sabiendo que JiMin apenas se detiene a descansar por ratos que no superan las dos horas de sueño. Y no es que YoonGi no lo notara antes es solo que quiso darle su espacio a JiMin, así como también quiso hacerle caso al médico, asumiendo que si los dos estaban distraídos las cosas irían mejor. Pero no, en lo absoluto están mejor. Y sabe que por mucho tiempo no lo volverán a estar.

Entonces YoonGi cruza el jardín y no tarda en encontrarse con el joven Kim, quien de pie, y ya viéndose mejor, lo saluda, llamando después a JiMin.

— ¿Señorito Kim, podría dejarme a solas con Su Majestad Park?

Es obvio que el nuevo título le asombra a TaeHyung, eso junto con la petición. YoonGi no está de ganas para dar explicaciones y tampoco es que tenga que darlas. El joven soldado asiente y mira por donde ya viene JiMin caminado, se despide y rápidamente sale del lugar. YoonGi voltea y ahí está JiMin, parado en medio de dos plantas grandes y frondosas, luciendo cansado y totalmente abatido.

— ¿Han llegado ya? — Pregunta JiMin reanudando su marcha, dejando sobre la mesa un puñito de hojas que, YoonGi apenas nota, llevaba consigo.

— Aún no pero según lo informado por el joven Choi no han de tardar demasiado. Tal vez en un par de horas estén aquí ya.

— Bien. — Murmura. — ¿En qué te puedo ayudar, entonces?

No hay manera fácil de empezar esta conversación por lo que YoonGi simplemente decide no darle vueltas al asunto.

— Estás evitando a los cachorros y de paso a mí también.

Su esposo parpadea distraído.

— No los evito, solo he estado ocupado preparando los remedios.

— Los médicos y las enfermeras se han ofrecido más de una vez para ayudarte, incluso suplirte para que descanses un poco.

— Ellos no saben cómo preparar estas medicinas.

— Has escrito más de mil apuntes al respecto. Prácticamente has hecho tu propio manual, JiMin. — Responde YoonGi, serio. — No necesitas hacerte cargo de todo tú mismo.

Hay una breve pausa entre su pequeña charla. YoonGi observa a JiMin mientras este le evita nervioso la mirada, fingiendo concentrarse en los frascos sobre la mesa. Su esposo traga saliva más no se detiene.

— Iré a descansar cuando termine con otras cien dosis. — Dice. — Lo prometo.

YoonGi no aguanta más, su paciencia es mínima y JiMin no es la excepción. Se acerca y toma las manos de su esposo, obligándolo a dejar los utensilios de cristal y cerámica sobre la mesa, obligándolo a detenerse. Entonces gira a JiMin para que este lo mire y después lo abraza.

Tan azul como la nieve ~ Adaptación al YoonMin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora