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HoSeok camina nervioso de un lado de su habitación al otro, una y otra vez, arrancándose los pellejos de las uñas mientras piensa, medita y analiza la situación.
El Rey JiMin se ha ido ya casi dos noches atrás, justo ahora debe estar a mitad de camino. El sol aún no sale sobre Luperca y mejor que no lo haga porque apenas sea de mañana medio mundo estará partiendo con dirección a la frontera que los separa del Oeste. Y entre todos esos soldados, TaeHyung estará con ellos.
JiMin se ha ido hace dos noches, repite en su cabeza, aún puede hacer que YoonGi envié a TaeHyung con él. Aún puede disponer de ese favor. Hacer que lo alcance y se mantenga a salvo muy lejos en la costa. Aún puede, repite, pero no debe.
Las ansias le están carcomiendo los sesos. Puede, puede, puede. Oh, pero si TaeHyung se entera...
TaeHyung. El joven zorro gamma está bajando la ladera, alistándose. En pocos minutos comenzará su marcha hacia un destino incierto que no produce más que angustia a HoSeok. Si tan solo le permitieran ir a la guerra también.
Suspira. Ya lo prometió, le hizo una promesa a su hermano.
«Pase lo que pase, tú cuidarás de mis hijos y de mi esposo. Confío en ti.»
Ya no puede echarse atrás y tampoco puede interponerse en las decisiones que no le corresponden. Así que tiene solo una opción más. Eso es, ya está. Corre a la puerta y sale con una sola dirección en mente.
Baja escaleras y atraviesa la mansión más rápido de lo que su cerebro puede procesar las palabras. Cruza el jardín y baja la colina. Tiene que moverse ágilmente entre cientos de hombres y mujeres. Pregunta por ese alguien en particular y cuando finalmente lo señalan siente que las piernas le fallan.
No es momento de ser un cobarde.
Va hasta él y lo mira. TaeHyung parece desconcertado. Claro, pues si no se han hablado en semanas, apenas y se han saludado por mera cortesía. Esta actitud suya es bastante repentina, HoSeok lo sabe bien y aun así no puede pesarle menos la mirada acusatoria de TaeHyung. Lo toma del brazo y tira de él hacia los árboles, lejos de la mirada entrometida de los otros.
Por supuesto TaeHyung pone algo de resistencia más no la suficiente para frenar a HoSeok, cosa extraña porque aunque él es un alfa TaeHyung tiene más por ofrecer que solo eso. Es acaso...
—¿Qué estás haciendo? —le pregunta el zorro cuando al fin se detiene y lo suelta.
Podría responder con palabras pero bajo estas circunstancias HoSeok está desesperado, muy desesperado. Y antes de que TaeHyung pueda objetar o cuestionar de nueva cuenta lo besa. No es delicado y mucho menos cuidadoso. Es más un contacto brusco y torpe. Como dos niños que se besan por primera vez.
Sus labios son pequeños, firmes y abultados. Suaves, muy suaves, con un rico aroma a frutos secos. Se queja contra su boca y el sonido es más como un gemido que se atora y choca contra su lengua. Es precioso tal como imagino que sería.
TaeHyung forcejea, claro que lo hace. Lo empuja y lo pisa, y cuando menos se lo espera, lo muerde en el labio. Entonces HoSeok, adolorido y con un regusto de sangre, lo suelta. Se miran acalorados, TaeHyung escupiendo la sangre en el suelo.
—No vayas —pide apretando con la yema de sus dedos el corte en sus labios —. Por favor, no vayas.
—¿Y para eso tenías que besarme? Acaso olvidaste como...
—Te amo —dice, dejando a TaeHyung paralizado, palideciendo—. Te amo y quería que lo supieras.
TaeHyung lo mira, apretando los labios. Luego este aparta la mirada y observa hacia algún punto lejano detrás de él. HoSeok espera.
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Tan azul como la nieve ~ Adaptación al YoonMin~
FanfictionUn príncipe lobo prospecto a Rey y un joven zorro blanco se encuentran bajo las circunstancias más tristes, y aún así, su amor florece sobre una gruesa capa de nieve. Advertencia: Cambios en la fisionomía genital de algunos personajes. YoonGi Alfa...