70: Final

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Un tirón en su pecho lo sobresalta. Lo primero que escucha es una risa aguda y animal, luego su propia respiración. Lentamente abre los ojos y siente como todo el cuerpo le duele, entumido y magullado. Su pelaje está pegado a su piel y con esfuerzo logra mover un dedo o dos. Gruñe pero no sale ruido alguno y al enfocar la mirada un hocico negro con pequeñas motas oscuras lo está olisqueando.

De nuevo la maldita risa de esa mujer.

—Mi señor —canturrea ella con sus dientes puntiagudos casi sobre sus narices—, ¿Sabe quién soy?

—Jieu... JiSoo —responde con voz débil—, Kim JiSoo.

—Qué suerte, temía que el veneno le hubiera cocido el cerebro.

Veneno. Las garras clavándose en su barriga. Siwon. Su corazón comienza a latir con mucha fuerza.

YoonGi voltea a un costado y mira fijamente la masa de vísceras y extremidades desmembradas del cuerpo pequeño de un zorro naranja. Una arcada le recorre el estómago al mirar como una hiena mastica algún pellejo a medio arrancar de su cuello.

—No mire demasiado. Ese hombre no era más que un desperdicio y a nosotras nos encantan los desperdicios. ¿Recuerda? Somos unas come carroña. Comida es comida.

—Son repugnantes —declara dejando caer su alargada cabeza de lobo en el suelo, de nuevo sintiéndose débil.

—Repugnantes pero que le salvaron la vida —reclama otra de ellas, la única que está en su forma humana y quien sostiene uno de los frascos de JiMin completamente vacío entre sus largos dedos—. De no llegar a tiempo y quitarle a ese zorro de encima el antídoto no habría hecho efecto lo suficientemente rápido para salvarlo. De nada.

—No pedí que me salvaran.

—Tiene razón, usted no —admite JiSoo, YoonGi vuelve a fijarse en ella—. Su padre salvó a mi hermana Lisa tiempo atrás antes de caer en batalla, ahora estamos a mano. En un futuro, cuando le vuelva a ver puede decirle que he pagado mi deuda.

Su padre.

—Lo haré. Gracias.

—De nuevo, de nada.

YoonGi descansa un momento mientras Rieul, quien JiSoo llama Rose, atiende sus heridas con tal vez no mucho tacto. Sin embargo YoonGi no es capaz de quejarse o reclamar, y hace de lado esto cuando nota una extraña quietud en el aire.

—Todo está muy silencioso —dice mientras gira sus orejas en todas direcciones.

—Adentro en el palacio, afuera aún hay algunos aferrados intentando resistir una guerra que ya perdieron —JiSoo lo mira con esa sonrisa de perro psicópata mientras su hocico negro lo apunta, adivinando su pregunta—. Kim HyunAh asesinó a Lee TaeMin en la explanada frente a todos y se autoproclamó legítima Emperatriz de todos los Felines.

—¿No deberían salir de aquí entonces?

La hiena inclina la cabeza y se lame una pata con desinterés.

—Por ahora necesitamos de ellos, con el tiempo negociaremos los términos de nuestra independencia, aunque por el momento... Supongo que más adelante podremos apoyarnos en ustedes.

—Si necesita ayuda, se la daremos, siempre que no viole los acuerdos que firmó mi pueblo con HyunAh.

La mujer asiente y sonríe más grande, su lengua roja casi asomándose por entre su dentadura.

No pasa mucho tiempo cuando de un pasillo aparece un hombre y con él el soldado Kim SeokJin, apoyándose en su hombro mientras lleva puestos unos pantalones que no son los del uniforme de Luperca y una manta cubriendo su torso evidentemente lastimado.

Tan azul como la nieve ~ Adaptación al YoonMin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora