63: Ojo por Ojo

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Recién ha salido el sol en Luperca y sus rayos entran por las ventanas sin pedir permiso, importándole poco quien esté descansando justo ahora. JungKook bosteza largo antes de parpadear y mirar en dirección al otro lado del lugar. Personas van y vienen dentro de la enfermería de la casa real y su paso bloquea el campo visual de JungKook la mayor parte del tiempo. Sin embargo, a ratos, cuando tiene suerte, JungKook se cruza con la presencia de JiEun.

JungKook sonríe poco y se agacha antes de que la joven loba note que la está observando desde ya hace un par de horas. Y baja la mirada y mira a la cama junto a la cual espera sentado. SeokJin hace una mueca y se retuerce con evidente dolor. JungKook se apresura a sostenerlo del brazo al notar que su compañero empieza tentar con poco cuidado sobre el vendaje que rodea su abdomen.

— Te vas a abrir los puntos. — Murmura JungKook mientras aparta la mano de SeokJin. — Dudo que quieras que te vuelvan a coser y desmayarte otra vez.

— Así que no fue una pesadilla.

— Lamento decir que no.

Su amigo suspira en medio de un quejido y parece no estar lidiando muy bien con el dolor. JungKook se preocupa y de inmediato busca la atención de alguna de las enfermeras. Lamentablemente medio mundo está ocupado atendiendo a la otra mitad. No les queda de otra que esperar.

Mientras aguardan Jungkook se las apaña solo para conseguir algo de agua con la que limpiar el rostro magullado de su amigo. Dándole a beber pequeños sorbos cuando este dice que tiene mucha sed. Pasan así un buen rato hasta que por la puerta ven cruzar a sus majestades.

El Rey Min viene con el rostro compungido y preocupado pero con él lleva cargando una caja cuyo interior repiquetea con cada uno de sus pasos. El sonido inconfundible de los frascos de cristal. Medicina, probablemente.

JungKook ha escuchado que sus majestades han estado yendo y viniendo personalmente al hospital desde hace ya rato. Cosa que es sorprendente cuando imágenes de esa misma madrugada vienen a la cabeza del lobo.

— Su majestad es muy fuerte. — Dice él.

— El Rey Min siempre lo ha sido.

— No me refiero a él.

Se cruza con la mirada de SeokJin al voltear y este alza una ceja. Por supuesto que no sabe a lo que se refiere. JungKook niega con media sonrisa y le asegura a su amigo que ya más adelante le pondrá al tanto de la situación. Sin embargo eso no detiene que JungKook siga con suma atención a su majestad JiMin mientras este empieza a repartir tónicos que al parecer él mismo ha preparado.

Sorprendente. Hasta hace unos días su majestad ha perdido en parto a uno de sus hijos y justo ahora está dando todo de sí para atender a su pueblo. ¿Es acaso que puede haber persona más admirable sobre la faz de la tierra?

JungKook siente pena, no va a negarlo. Es inevitable prestar atención a esa piel pálida que luce enferma, ojeras oscuras bajo los ojos tristes y un aura que no dice otra cosa más que desdicha. Sabe que el Rey Min está bajo las mismas circunstancias más parece que ha lidiado de forma diferente con su tristeza.

No ha estado ahí en el momento justo, no precisamente, pero cuando se ha tenido que encargar de sacar los cadáveres (si es que puede llamarlos así) de las leonas de la habitación de sus majestades ya se ha hecho una idea de lo increíblemente atroz que debió ser todo. Eso sin contar que la joven Suran se ve bastante consternada allí en la cama en la cual descansa.

— ¿Tiene fiebre? — Pregunta la voz de una mujer. — ¿Algún malestar?

Se gira sobre su banco y encuentra a la señorita Ahn parada al otro lado de la cama. La mujer toca las mejillas de SeokJin y los dos se miran de inmediato con algo de extrañeza.

Tan azul como la nieve ~ Adaptación al YoonMin~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora