La ciudad yacía en un sueño inquieto, envuelta en la penumbra de una noche sin luna. Las luces urbanas, parpadeando a lo lejos como luciérnagas distantes, apenas lograban atravesar la oscuridad que abrazaba la calle Dickens. En un rincón olvidado del mundo, se tejía una historia que aún no era conocida por nadie.
En una casa abandonada, las sombras se movían con la misma gracia de un susurro en la brisa. El aire estaba impregnado de una tensión palpable, una quietud que anticipaba el desenlace de un relato oscuro. Un cuerpo yacía en el suelo, la vida derramada en un charco de sangre. Sobre el pecho de la víctima reposaba una rosa roja, sus pétalos dorados reflejando una luz que no emanaba de ninguna fuente visible. Era un contraste inquietante, una firma que desafiaba la comprensión.
Gabriel Crowe observaba desde las sombras, su presencia casi etérea en la penumbra. Sus ojos, de un tono aqua inusual en la oscuridad, brillaban con una intensidad que desmentía la calma aparente. Cada detalle en la escena estaba dispuesto con un cuidado que rozaba la obsesión. La rosa no era simplemente un adorno; era una pieza de un enigma más grande, un susurro en la noche que invitaba a quienes buscaban respuestas a adentrarse en un laberinto de incertidumbre.
A lo lejos, el sonido distante de sirenas comenzaba a cortar el silencio, un recordatorio de que la vida en la ciudad seguía sin comprender el verdadero horror que se había desatado. Elise Torres y Mia Delgado estaban a punto de entrar en un juego donde las reglas eran tan esquivas como el propio misterio. Gabriel sabía que su verdadera maestría residía en manipular, en jugar con las mentes y corazones de quienes se atrevían a perseguirle.
Mientras se desvanecía en la oscuridad, una leve sonrisa se dibujaba en sus labios. Sabía que lo que había dejado atrás no era simplemente un crimen, sino el primer acto de una obra que prometía ser tan inquietante como fascinante. En el eco de la noche, el verdadero drama comenzaba a desenrollarse, y Gabriel se mantenía en las sombras, observando el mundo que se movía lentamente hacia el caos que había orquestado.
"La belleza puede ser la máscara más peligrosa. En el reino de Belian, cada pétalo de rosa es una promesa de dolor."
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Belian
HorrorEn la penumbra de la ciudad, un asesino en serie conocido solo como "El Lobo" se mueve sigilosamente en las sombras. Con una mente retorcida y un estilo macabro, El Lobo convierte el crimen en su arte personal. Su firma: una rosa roja con pétalos do...