Capitulo 01

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La Rosa Sangrienta

La luna llena bañaba la ciudad en una luz pálida y fría, extendiendo sombras largas y distorsionadas sobre las calles. La casa en la calle Dickens, una estructura antigua y desgastada por el tiempo, parecía aún más siniestra bajo el resplandor lunar. Elise Torres se acercó con cuidado, su linterna cortando la oscuridad mientras atravesaba el umbral de la puerta entreabierta.

El interior de la casa era un caos. Muebles volcados, papeles esparcidos, y un aire cargado de humedad y decadencia. Pero lo que más destacaba era el cuerpo de una mujer joven, yaciendo en el centro de la sala con una serenidad inquietante. La sangre se extendía por el suelo, formando un charco oscuro alrededor del cadáver.

Elise se arrodilló cerca del cuerpo, sus ojos fijándose en una rosa roja con pétalos dorados que descansaba cuidadosamente sobre el pecho de la víctima. La flor parecía fuera de lugar, una intrusión de belleza en medio del horror. Una carta atada a la rosa estaba manchada de sangre, sus palabras apenas legibles.

—¿Qué tenemos aquí? —preguntó Javier Rodríguez, su compañero, acercándose con su libreta. Su tono reflejaba una mezcla de curiosidad y preocupación.

—Una mujer joven, posiblemente en sus treinta —respondió Elise, sin apartar la vista de la rosa—. Murió por heridas múltiples. La rosa es lo que más llama la atención, parece que el asesino quiso dejar algo más que un simple cuerpo.

—¿Alguna idea de quién podría ser? —preguntó Javier, mientras su mirada recorría el desordenado escenario.

—Nada aún. Pero algo no encaja —dijo Elise, observando el entorno—. Todo está en su lugar, como si el asesino conociera la casa. Solo la rosa... y esa carta. Es como si hubiera un mensaje escondido aquí.

Javier asintió, examinando la flor y los alrededores en busca de pistas adicionales. La presencia de la rosa y el desorden ordenado a su alrededor era desconcertante. No era un crimen común; parecía tener un propósito más profundo.

—Vamos a necesitar más información —dijo Elise, con voz firme—. Necesitamos averiguar quién era esta mujer y qué puede estar detrás de todo esto. Esto no es solo un asesinato; es algo más elaborado.

A medida que el equipo forense comenzaba a trabajar, Elise se apartó y se acercó a una ventana rota. La luz de la luna se filtraba a través de los cristales rotos, proyectando patrones inquietantes en el suelo. Elise sintió que había algo más grande en juego, algo que se ocultaba en las sombras.

—Esto es solo el principio, Javier. —Elise giró hacia su compañero, sus ojos reflejando la intensidad de sus pensamientos—. Tenemos que descubrir lo que realmente está sucediendo aquí.

Mientras el equipo continuaba con la investigación, Elise no podía sacudirse la sensación de que el asesino estaba jugando un juego, uno que involucraba mucho más que simplemente cometer crímenes. En la penumbra de la noche, el lobo observaba, esperando el momento adecuado para su próximo movimiento.

La ciudad continuaba su ritmo implacable, ajena a la tormenta que se estaba desatando. Elise y Javier estaban en el umbral de un misterio que los llevaría a explorar lo más oscuro de la mente humana, buscando respuestas en una maraña de enigmas y pistas que solo el lobo podía desentrañar.

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