Capitulo 49

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 Crisis y Revelaciones

La Confrontación en la Oficina

  En la oficina de Gabriel, Mia entra con una carpeta llena de evidencias. Gabriel está sentado detrás de su escritorio, nervioso pero tratando de mantener la compostura. La tensión en el aire es palpable.

Mia: (con voz temblorosa pero firme) Gabriel, estas pruebas te involucran directamente en los crímenes. ¿Cómo puedes explicarlo?

Gabriel: (mirando las pruebas, se pasa una mano por el cabello) Mia, te lo juro, no soy el asesino. Hay algo muy oscuro detrás de esto. Me están usando.

Mia: (con lágrimas en los ojos) ¿Usando? ¿Cómo puedes decir eso después de todo lo que ha pasado? (señala las pruebas) No hay forma de ignorar esto, Gabriel.

Gabriel: (se levanta, desesperado) ¡Mia, por favor! Tú sabes cuánto te amo. ¿Cómo puedes pensar que haría algo así? Hay una conspiración en mi contra, pero no tengo pruebas para demostrarlo. (se acerca a ella, con una mirada suplicante) Tienes que confiar en mí. No te estoy pidiendo que ignores la verdad, solo que creas en mi inocencia.

Mia: (sacudiendo la cabeza) No sé qué hacer. Cada vez es más complicado. Pero... (se arrodilla y llora) Si hay una posibilidad de que estés diciendo la verdad, no puedo dejarte solo.

Gabriel: (acaricia su cabello) Gracias, Mia. Haré todo lo que esté en mis manos para resolver esto. Prometo que lo descubriré.

 Elise Enfrenta a Gabriel

 Elise está en un lugar apartado, con las pruebas en la mano. Gabriel la recibe con una expresión cansada y preocupada.

Elise: (mostrando las pruebas) Gabriel, ¿cómo explicas estas evidencias? Estas fotos, estos informes... Todo apunta a ti. ¿Qué dices ahora?

Gabriel: (mirando las pruebas con desesperación) Elise, por favor. Tienes que creerme. Estoy siendo incriminado. Estas pruebas fueron plantadas para destruirme.

Elise: (cruza los brazos, con desconfianza) ¿Y quién querría hacer esto? ¿Por qué? No puedo ignorar estos datos.

Gabriel: (con voz quebrada) Porque hay una red de corrupción que está moviendo los hilos. No sé quiénes están detrás, pero están usando esto para acabar conmigo. (suspira) Confía en mí, Elise. No soy el monstruo que aparento ser.

Elise: (con lágrimas en los ojos) Estoy confundida. No sé si creerte o no. ¿Cómo puedo confiar en ti después de todo esto?

Gabriel: (tomando su mano) Porque tú y yo siempre hemos estado conectados de una forma especial. Necesito que confíes en esa conexión.

 La Despedida de Omar

  Elise decide leer nuevamente la carta. La lee con lágrimas en los ojos, sintiendo una profunda tristeza.

Carta de Omar:

Querida Elise,

He decidido cerrar este capítulo de mi vida. Mi amor por ti ha sido sincero, pero veo que nuestro destino no está alineado. Me voy a mi ciudad natal para comenzar de nuevo. Espero que encuentres la paz que buscas. No olvides que siempre has sido importante para mí.

Con cariño, Omar 

Elise: (leyendo la carta) ¿Por qué, Omar? ¿Por qué no pudimos hacerlo funcionar? (llora) Siempre pensaba que podríamos encontrar una solución, pero... parece que me equivoqué.

 Luis y la Revelación de Isabella

  Luis y Elise están en un lugar tranquilo, discutiendo sobre la situación. Luis revela sus planes y su preocupación por Isabella.

Luis: (con expresión preocupada) Elise, necesito decirte algo importante. Isabella y yo planeamos irnos del país. Ella es la Guardiana del Fuego, y su vida está en peligro. Mi amor por ella es más fuerte que mi deber como policía.

Elise: (sorprendida) Luis, ¿por qué no me lo dijiste antes? Esto cambia todo.

Luis: (mirando a Elise con tristeza) No quería involucrarte en esto. Pero ahora, con Isabella en peligro, no puedo quedarme de brazos cruzados. Ella y yo vamos a salir de aquí, y tú deberías ponerte a salvo también.

Luis veía venir a Isabella a lo lejos, su figura diminuta recortada contra el horizonte. Un destello de felicidad iluminó su rostro, pero su alegría se tornó en terror cuando un carro negro apareció de la nada, acercándose rápidamente. Antes de que pudiera reaccionar, un grupo de hombres enmascarados salió del vehículo, rodeando a Isabella.

—¡Isa! —gritó Luis desesperado, corriendo hacia ella con todas sus fuerzas.

Los hombres la atacaron brutalmente. Luis sintió su corazón romperse al escuchar los gritos de dolor de Isabella. Corrió más rápido, pero cada segundo parecía una eternidad. Cuando llegó, los hombres ya estaban huyendo, dejándola tendida en el suelo, herida y sangrando.

Luis se arrodilló junto a ella, tomando su cuerpo frágil en sus brazos. La vida se desvanecía de sus ojos. Con su último aliento, Isabella susurró:

—Luis... te amo...

Su cuerpo se volvió inerte, y Luis sintió como si el mundo se derrumbara a su alrededor.

—¡No, Isabella! —gritó, su voz desgarrada por el dolor—. ¡No te vayas! —Las lágrimas corrían por su rostro, mezclándose con la sangre de Isabella—. Te prometí protegerte... ¿Cómo pude fallarte yo tambien te amo no me dejes solo?

Elise, que había presenciado la escena desde la distancia, se acercó lentamente, sus propios ojos llenos de lágrimas.

—Luis, lo siento mucho. No sé qué decir —murmuró, su voz quebrada.

Luis levantó la vista, sus ojos llenos de odio y determinación.

—Esto no quedará así —dijo con una furia contenida—. Juro que encontraré a los responsables y les haré pagar.

Las palabras resonaron en el aire, cargadas de un dolor y una promesa de venganza que no podrían ser ignoradas. Mientras sostenía el cuerpo sin vida de Isabella, Luis supo que su vida nunca volvería a ser la misma. La pérdida y el dolor se transformarían en una furia implacable que lo impulsaría a buscar justicia.

 La Desaparición de Daniel Vargas y el Secuestro de Helena Marín

Tras el encuentro con luis  Elise decide regresar a su despacho cuando recibió la llamada. Su corazón se detuvo por un instante al escuchar las noticias: Daniel Vargas había desaparecido misteriosamente.

—¿Cómo que ha desaparecido? —dijo, su voz llena de incredulidad y preocupación mientras sostenía el teléfono con fuerza—. Esto no es normal. Tenemos que encontrarlo antes de que sea demasiado tarde.

Mientras colgaba, su mente estaba ya en marcha, trazando planes y posibles escenarios. Sin embargo, su día estaba a punto de empeorar. Minutos después, recibió otro informe alarmante: Helena Marín había sido secuestrada por un grupo de hombres encapuchados. Elise salió rápidamente de la oficina, su mirada fija en la distancia, donde el vehículo negro se alejaba a toda velocidad con Helena.

—No podemos permitirnos perder más tiempo —dijo, dirigiéndose a su colega más cercano—. Helena está en peligro, y Daniel podría ser la próxima víctima. Debemos actuar rápido.

Se dirigió al equipo de investigación con una determinación férrea.

—Necesitamos todos los recursos disponibles para localizar a Helena y a Daniel —ordenó, su voz firme pero cargada de emoción—. Si algo les pasa, no me lo perdonaré.

El equipo asintió, consciente de la gravedad de la situación. Elise sabía que cada segundo contaba. Su mente trabajaba a toda velocidad, planeando cada paso, decidida a salvar a Helena y encontrar a Daniel antes de que fuera demasiado tarde

BelianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora