Positivo o negativo

185 26 3
                                    

Esa mañana, sentía que no podía irme del baño. Había sido uno de los días en los que más había vomitado. Me arrodillé junto al inodoro, sintiendo que mi estómago se retorcía con cada arcada.

—Ten, es para el mareo—dijo Victoria, su voz cargada de preocupación mientras me ofrecía una pastilla.

—Gracias—tomé la pastilla con una mano temblorosa y me dejé caer al piso del baño, apoyando la espalda contra la pared fría.

—Deberías ir con el doctor—hizo una mueca, pasándome una botella de agua.

—No creo que sea necesario. Tal vez es lo de la otra vez—tomé un sorbo de agua, tratando de calmar mi garganta irritada.

—¿Y qué era?—preguntó, su ceño fruncido con preocupación.

—Una gripe, creo—alcé los hombros con indiferencia.

—¿Qué clase de gripe?—insistió, su mirada fija en mí.

—No lo sé. Ahí están los estudios—señalé con la mano hacia mi buró, donde los resultados médicos estaban apilados.

Ella se levantó y los leyó con cuidado, examinando cada parte. Sus ojos se ensancharon al leer algo que captó su atención.

—Oh, solo fue una gripe normal—dijo, su voz aliviada mientras seguía revisando los estudios. De repente, me miró con sorpresa—¿Eres tercer sexo?

—Sí—admití, sintiéndome un poco avergonzado.

—Vaya, no lo sabía—sonrió con una mezcla de asombro y curiosidad. Luego, su expresión se tornó seria—¿Max lo sabía?

—Sí—admití nuevamente, mi vergüenza creciendo.

—¿Ustedes...? Ya sabes...—hizo un ademán con las manos, su cara enrojeciendo.

—Eso no te incumbe—rodé los ojos y cubrí mi cara con las manos, sintiendo que mi cara ardía de vergüenza.

—Vaya, si no hubieran usado protección, diría que estás embarazado—rió, pero su risa se apagó rápidamente al ver mi expresión asustada—Porque es obvio que usaron, ¿no?—me quedé callado, incapaz de mirarla a los ojos—Dime que usaron condón.

—Es muy poco probable que quede embarazado. Solo el dos por ciento de hombres del tercer sexo lo hacen—traté de sonar despreocupado, pero mi voz temblaba.

—¡Dios!—bufó, su cara roja de frustración—Incluso si solo es un .000000000001%, deberían haber usado protección—me regañó, su voz firme.

Me quedé en silencio, sintiendo que el pánico me envolvía. ¿Podría realmente estar embarazado? La posibilidad, por mínima que fuera, me asustaba más de lo que quería admitir. Victoria se arrodilló a mi lado, colocando una mano reconfortante en mi hombro.

—Necesitamos comprar pruebas de embarazo—dijo suavemente.

—Yo tengo.

—Bueno... pues hazlas.

Asentí, sintiendo que las lágrimas amenazaban con escapar.

Pusimos seguro a la puerta de mi habitación y me dirigí al baño con las tres pruebas de embarazo restantes que había comprado aquella vez que pensé que Paola estaba embarazada. Cerré la puerta y respiré hondo, intentando calmar mis nervios. Victoria estaba sentada en el borde de la bañera, observándome con preocupación.

Leí las instrucciones de las pruebas detenidamente, asegurándome de seguir cada paso al pie de la letra. Tomé un profundo respiro y procedí a hacer lo que indicaban, mientras Victoria me esperaba en la habitación. Al terminar, coloqué las tres pruebas en el borde del lavabo y configuré el temporizador en mi teléfono.

Wildest dream || Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora