Adiós

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Max

Al despertarme, una sonrisa se extendió por mi rostro al ver a Sergio dormido a mi lado. Había sido una noche increíble, y no solo por la intimidad que compartimos, sino porque finalmente sentí que habíamos superado un obstáculo importante en nuestra relación. Me aseguré de que estuviera cómodo y me levanté con cuidado, para no despertarlo.

Lo había cargado en la noche hasta la habitación, y allí, en la tranquilidad de nuestra intimidad, volvimos a conectarnos de una manera que nunca antes habíamos hecho. Ahora, mientras miraba a Sergio descansar pacíficamente, sentía una profunda satisfacción. No podía evitar sonreír, pensando en cómo todo parecía encajar finalmente.

Bajé a la cocina para preparar el desayuno, con la esperanza de que este día sería perfecto. La luz de la mañana se filtraba a través de las ventanas, y me sentía en paz, como si nada pudiera arruinar este momento.

Sin embargo, al bajar, la visión de Jos en la sala me hizo detenerme en seco. Su presencia en la casa era inquietante, pero lo que realmente me congeló fue su expresión. Estaba claro que había algo más en su rostro que simple preocupación.

—Max —dijo Jos, su voz cargada de una amenaza velada—. Parece que te has estado divirtiendo mucho últimamente.

Mi corazón se aceleró al recordar la intimidad que compartí con Sergio. La sonrisa en mi rostro se desvaneció, y un nudo se formó en mi estómago.

—¿Qué haces aquí? —pregunté, intentando mantener la calma, aunque sabía que la situación era seria.

Jos avanzó hacia mí, y su presencia era imponente. Se detuvo justo frente a mí, su mirada fría y calculadora.

Mis manos se pusieron sudorosas. Sabía que Jos no estaba aquí solo para una charla amistosa. Su amenaza era evidente, y mi mente corrió a mil por hora tratando de encontrar una solución.

—Escuche que uno de los bastardos se había accidentado, por lo que pensé que sería una gran oportunidad para venir por ti y Victoria. Aunque planeaba llevarlos por la fuerza, mis planes mejoraron—dijo con una sonrisa cruel—He visto algo que sé que te hará regresar conmigo—, me enseñó una foto mía y de Sergio en la cama semidesnudos.— Y si no quieres que está foto salga a la luz, harás lo que quiera.

—¿Qué quieres? —pregunté, tratando de mantener la voz firme.

Jos sonrió aún más, y su mirada se volvió amenazante.

—Quiero que vuelvas a mi tutela, Max.
—dijo, su tono cargado de malicia—. O todos sabrán lo que has estado haciendo con tu medio hermano.

Sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo. El terror se apoderó de mí al pensar en las posibles repercusiones de sus palabras. La idea de que todos supieran lo que había pasado entre Sergio y yo era devastadora.

—Esta bien—, cedí.

—Ah y también jamás te volverás a acercar a ese bastardo.

—No, pídeme otra cosa menos eso —dije, tratando de razonar con él.

Jos se rió, un sonido frío y cruel.

—No estoy preguntando, Max. Quiero que vuelvas a ser el campeón que siempre deseé. Y que tengas una relación incestuosa con ese bastardo no está en mis planes. Así que haz lo que te digo, o te arrepentirás.—, salió de la casa  dejando el eco del puerta sonar.

Me quedé allí, sintiendo la desesperación y el miedo apoderarse de mí. Jos tenía el poder de destruir todo lo que había construido con Sergio, y no sabía cómo enfrentar esta amenaza. La tristeza y la frustración llenaron mi mente, mientras intentaba encontrar una manera de proteger lo que más amaba.

Wildest dream || Chestappen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora