Epílogo

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Epílogo

Caminaba tranquilamente por el pasillo, de vez en cuando echando un vistazo a la pared repleta de cuadros y fotografías.

Miraste una gran pintura en la pared, fue una que se hicieron poco después de su boda hacía ya casi un siglo. Estaban todos juntos ahí. Tu estabas sentada sobre una silla bastante elegante, Charlie estaba sentada sobre tus piernas y Lucifer estaba parada a la derecha. Fue una pintura que tardó bastante en hacerse debido a que Charlie no podía quedarse quieta, pero al final lo lograron y el resultado valió la pena.

Te aventuras a recorrer el pasillo, tarea un poco tardada debido a la gran canasta con ropa que traes en las manos. Por supuesto que en la mansión hay empleados que te ayudan a mantener el lugar limpio y en orden, pero aun asi no te gusta que alguien ajeno tocará tu ropa.

Caminas hasta las escaleras y subes hasta la habitación donde finalmente puedes dejar la pesada canasta. Te tomas un momento para limpiar las gotas de sudor de tu frente mientras de fondo puedes escuchar a tu reloj interno haciendo ruido, lo que significaba que en unos pocos minutos Lucifer terminará su trabajo.

Mientras esperas a que Lucifer termine, empiezas a doblar la ropa y colocarla en el gran closet. Simplemente haces tu tarea autoimpuesta mientras tarareas una canción y esperas tranquilamente.

La puerta se abre de repente y pasos pesados empiezan a acercarse. Algo se deja caer en la cama justo al lado de donde estás sentada y entonces escuchas un sonido de cansancio desgarrado.

— Agh...

— ¿Demasiado trabajo? — Preguntas y te responden con otro sonido similar al anterior, lo que se traduce en un agotado 'Si'. — Te dije que me dejaras ayudarte...

La persona acostada a tu lado se empieza a mover. Y de pronto sientes unas manos abrazándote por la espalda y un peso extra.

— Sabes que no puedes trabajar de más en tu situación actual. — Lucifer murmura.

— Lo sé, pero no creo que hacer papeleo sea un trabajo excesivo. — Conestas, de alguna manera estando de acuerdo y en desacuerdo con Lucifer al mismo tiempo.

— Es una situación única, TN. De ninguna manera voy a arriesgarme. — Contesta mientras delicadamente empieza a hacer círculos con sus pulgares en tu estómago.

Suspiras. Sin duda Lucifer es un necio, pero uno con buenas intenciones.

— ¿Has hablado con Charlie? — Te pregunta de repente.

— Ella llamó ayer, pero hoy no lo ha hecho. — Contestas.

— ¿Cómo fue la entrevista? — Te muerdes la lengua ante esa pregunta. La entrevista que habían hecho a Charlie fue un completo desastre, incluso la llamaste algunas veces para saber si ella estaba bien, pero no te contesto en lo absoluto.

— Mal. — Admites.

— ¿Mal? ¿Que sucedió?

— Solo digamos que a las personas les parece ridícula su idea. — Respondes, omitiendo la pelea entre tu hija y la presentadora a la cual planeas poner una recompensa por su cabeza.

Lucifer no dice nada al respecto. La verdad es que ambos dudan de aquel proyecto, pero sus motivos son realmente nobles y simplemente no pueden no apoyar a su hija. Por eso le dieron aquel edificio y le ayudaron a conseguir esa entrevista, aunque las cosas no estaban saliendo según lo planeado.

— Deberías llamarla tú.

— Lo haré. — Respondió simplemente, mientras se alejaba un poco.

Lucifer se pone de pie para tomar su móvil. Ve el contacto de su hija unos segundos antes de presionar el botón y comenzar a esperar que alguien respondiera.

[...]

Una puerta se abre, dejando entrar la luz al lugar para revelar la recepción del hotel completamente vacía y con las decoraciones y carteles de bienvenida apunto de caerse. El grupo entró en el hotel con sentimiento lúgubre y algo triste, por lo menos por parte de la princesa del infierno.

— Tal vez sea buena idea conseguir comida real para este lugar... Ya sabes, para alimentar a todas las almas rebeldes que lleguen aquí. — Un tipo alto y de tonalidades rosas y blanquecinas le comentó a Charlie en forma de broma, aunque rápidamente se arrepintió al ver la cara triste de la princesa.

Charlie sale un momento del hotel y toma su teléfono, justo en ese momento entra una llamada de su padre, cosa por lo que Charlie se sorprende y tarda un momento en contestar, aunque al final lo hace.

— Hola, pa... — Charlie contesta, tratando de no sonar triste para no preocupar a su padre.

— Hola, Char Char... ¿Cómo estás, hija?

— Bien, bien. — Se apresura a mentir. — ¿Cómo están tú y mamá?

— Estamos bien, un poco ocupados como siempre, pero bien.

— Si, lo sé... Deben estar muy ocupados. — Contesta con una risa incómoda, sin saber muy bien qué decir a continuación.

— Charlie, querida... Ya me enteré sobre la entrevista. — Informa, para sorpresa de Charlie. — Lo siento mucho, cariño. Sé que debes estar triste ahora y... Si quieres que tu madre o yo vayamos a verte, solo tienes que decirlo.

— No, no te preocupes. — Charlie dice, tratando de aguantar las ganas de llorar. — Ambos deben estar ocupados con mi nuevo hermanito y no quiero molestarlos ahora, solo es que... que... Yo de verdad no quería que sucediera de esta manera. — Ella confiesa.

— Está bien, Char Char... No toda la gente aquí abajo será tan amable y bondadosa como tú. Si somos honestos, a la gran mayoría le parecerá una completa ridiculez, pero habrá unos cuantos que si te apoyen... Y cuando logres ayudarlos a ellos, entonces tendrás la confianza de los demás. — Lucifer explica con voz dulce a su hija. — Solo debes ser paciente, ya veras que todo se pondrá mejor.

— Muchas gracias, pa... Realmente necesitaba escuchar eso de ti. — Ella dice, limpiando una lágrima que había escapado de su ojo.

— De nada, Char... Sabes que siempre estaremos aquí para ti.

Charlie se despide de su padre antes de cortar la llamada. Ahora, con una nueva fortaleza renovada, Charlie vuelve a entrar al hotel, lista para comenzar a arreglar las cosas y si había suerte tal vez alguien llegaría pronto.

La princesa está a punto de irse para comenzar a trabajar, hasta que de pronto alguien toca la puerta. Charlie se gira emocionada, pensando en que alguien realmente había acudido al hotel, justo como su padre le había dicho.

Con entusiasmo Charlie abre la puerta, pero la persona que se encuentra detrás hace que un escalofrío recorra su espina dorsal.

Un alto hombre vestido con traje rojo y una inquietante sonrisa estaba parado justo ahí, viéndola desde arriba con una expresión extraña.

— Hola. — Dice el sujeto, a lo que automáticamente le cierran la puerta en la cara.

— Eh, Vaggie...

— ¿Qué?

— ¿P-puedes cuidar la puerta mientras llamo de emergencia a papá?

[Fin del epílogo]

Por alguna razón || Lucifer x T/NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora