En su apartamento, una diminuta figura dorada aguardaba en la penumbra. Durante el día, era un hámster solitario y discreto, pero al caer la noche, se transformaba en un ser juguetón y curioso. Su nombre era Han Jisung, y ocultaba un secreto profund...
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Minho despertó varias horas después del incidente, con un fuerte dolor de cabeza y totalmente desorientado. Intentó enfocar su visión mientras su mente trataba de entender lo que había sucedido. ¿Qué rayos...? Sentía un peso ligero en su pecho y, al bajar la mirada, vio al pequeño hámster dorado sobre él, moviendo su naricita frenéticamente y emitiendo suaves chillidos.
— ¡Despierta, por favor! ¡Despierta!—Decía Jisung con su voz aguda, intentando hacer reaccionar al oficial.
Después de unos segundos, Minho abrió los ojos de par en par, recordando el susto que había recibido. Un grito escapó de sus labios mientras empujaba instintivamente al animalito, enviándolo volando cerca de la cocina. Se quedó allí, jadeando y con el corazón latiendo aceleradamente.
¡Auch!
Jisung, un poco aturdido pero sin dejarse intimidar, se levantó lentamente. Cerró los ojitos y, en un instante, su pequeño cuerpo de hámster comenzó a transformarse. Su pelaje dorado se desvaneció, revelando una figura humana. El hermoso joven parecía medir alrededor de 1.70 metros en su forma humana. Su cuerpo era delgado, pero bien proporcionado, con músculos definidos que indicaba que era bastante ágil y activo. Su rostro era joven y expresivo, con mejillas suaves que tendían a hincharse ligeramente cuando estaba comiendo, dándole un aspecto adorablemente infantil. Su piel era clara y suave, con un brillo saludable que reflejaba su vitalidad. Su cabello era castaño oscuro con reflejos rubios dorado, suave y que le caía desordenadamente sobre su frente. Sus ojos grandes y de un marrón profundo, con una mirada brillante y curiosa. Tenían una forma almendrada, que se destacaban aún más debido a sus largas y espesas pestañas. Y su boca, era pequeña y a menudo curva cuando mantenía una sonrisa juguetona. Sus dientes eran perfectamente blancos y perfectamente alineados.
Sin embargo, aún conservaba las características orejitas de hámster en la parte superior de su cabeza y una expresión ligeramente asustada en su rostro al observar completamente a Lee Minho.
— ¡Casi me matas, bobo policía!
El oficial de policía, aún en el suelo, miró fijamente a la figura que ahora se encontraba en su cocina.
— ¿Quién...quién eres tú?—Minho trató de mantener la calma lo más que pudo—¿Qué haces aquí y cómo...cómo es que te transformaste así en...en...?—Tartamudeó, intentando procesar lo que veía.
Jisung se acercó lentamente, levantando las manos en un gesto de paz.
— Yo soy Han Jisung—Contestó—Bueno, me puedes llamar Hannie.
— ¿Eres un demonio?
— No, el señor Chan lo es.
— Eso es cierto. Pero tú...entonces tú... ¿Qué eres?
— Soy un hámster, Quesito.
— Pues no parece del todo—Frunció el ceño extrañado—Eres un híbrido, ¿no?
