En su apartamento, una diminuta figura dorada aguardaba en la penumbra. Durante el día, era un hámster solitario y discreto, pero al caer la noche, se transformaba en un ser juguetón y curioso. Su nombre era Han Jisung, y ocultaba un secreto profund...
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Los días fueron pasando y Minho se encargó cada momento de que Jisung se sintiera cómodo en su apartamento después de haberse enfermado. No solo le preocupaba su salud, sino que también siguió al pie de la letra las recomendaciones del veterinario. Incluso le compró un recipiente con arena especial de chinchilla para que Jisung pudiera darse baños de arena, algo que comúnmente hacían los hámsters.
Y un domingo por la mañana, mientras Minho se estaba dando un baño, escuchó un chillido alarmante que dijo su nombre asustado. ¡MINHO!
— Qué... ¿Hannie?
Al salir del baño, totalmente empapado pero cubierto solo con una toalla, se dio cuenta de que Jisung acababa de entrar por el conducto de ventilación, siendo perseguido por un gato negro. Aquel felino tenía un pelaje lustroso y ojos brillantes que no dejaban de seguir a Jisung por toda la sala, volcando algunas de las cosas en su persecución. ¿De dónde demonios había salido ese gato? Sin pensarlo dos veces, Minho recogió al pequeño hámster en sus manos, sosteniéndolo con firmeza mientras le pedía al gato que se alejara.
— ¡Oye, basta! ¡Aléjate de él!—Le ordenó con voz firme pero calmada.
El gato se detuvo, mirándolo con una inteligencia inquietante en sus ojos. Antes de que Minho pudiera decir algo más, el timbre de la puerta sonó. Abrió, sin importarle quién estaba del otro lado y para su sorpresa, se encontró frente a frente con Bang Chan. El hombre estaba vestido totalmente de negro, excepto por los reflejos rojizos que resaltaban en su cabello.
— ¿Has visto a mi gato?—preguntó Chan con una mirada tensa.
— Mmm, ¿tu gato?—Minho señaló al felino, que ahora estaba sentado tranquilamente a un lado—¿E-Este gato?
Chan asintió y el gato, ante sus ojos, se transformó en un joven de piel pálida, cabello púrpura y ojos color marrón tan oscuro que tiraban casi a negro, redondos y brillantes.
— ¿Qué...demonios?
— Anda, preséntate animal—Le ordenó el hombre, seriamente. El joven solo puso los ojos en blanco.
— Soy Yang Jung Won—dijo serio, pero haciendo una pequeña reverencia.
Minho se quedó atónito por un momento antes de recuperar la compostura, aún sintiéndose algo incómodo al estar solo con una toalla.
— ¿A-Así que eres tú...el que ha estado persiguiendo a Jisung?
Jisung, todavía en forma de hámster, se asomó desde las manos de Minho, reconociendo de inmediato a ese joven.
— Es cierto. ¡Tú eres el gato callejero que me persiguió esa vez!—Exclamó, su pequeña voz tembló de indignación.
— ¿Ah, sí? Pues, lo siento—Respondió Jung Won, encogiéndose de hombros, aunque sus ojos no dejaban de mirar a Jisung con una intensidad casi asesina.
