En su apartamento, una diminuta figura dorada aguardaba en la penumbra. Durante el día, era un hámster solitario y discreto, pero al caer la noche, se transformaba en un ser juguetón y curioso. Su nombre era Han Jisung, y ocultaba un secreto profund...
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Empuñó sus manos bajo la almohada, apretando las sábanas con fuerza, y mordiéndose el labio para retener un gemido, pero fallando en el intento. Dejó caer la cabeza en la almohada, respirando agitadamente con los ojos cerrados mientras Minho le comía el culo con ganas. Después de su emotiva cita en la playa, los dos pagaron por un cuarto y luego entraron para darse un baño, necesitaban quitarse la arena y la sal del mar de sus cuerpos. Pero cuando Jisung se acostó desnudo y boca abajo en la cama para poder dormir mucho más cómodo, Minho aprovechó el momento para continuar haciéndole el amor, teniéndolo solo para él esa noche.
La luz de la luna se filtró a través de las ventanas, mientras el sonido de sus cuerpos chocando junto a los gemidos, lloriqueos del joven híbrido, jadeos y suspiros compartidos, hicieron el ambiente mucho más romántico y ardiente.
— Minho—Jisung estaba desesperado. Su erección se frotaba una y otra vez contra la sábana, al compás de las estocadas, empezando a chorrear líquido preseminal. Quería masturbarse para acabar con la tortura, pero Minho no tardó mucho en apresarle las manos bajo la almohada con las suyas, y empujar más su cuerpo contra el colchón—¡Ah! M-Minho, e-espera... ¡Mgh! Minho...
— Mi pene se pone más duro cada vez que pronuncias mi nombre, Hannie—Jisung jadeó con las mejillas calientes—¿Lo sientes? ¿Puedes sentirlo todo dentro de ti?
— L-Lo siento. Lo siento t-todo, Minho—Gruñó entre dientes, volviendo a esconder la cara en la almohada—¡Mgh, demonios! ¡Lee Know es mucho más grande! ¡A-AH, MINHO!
— ¿Quieres que todos aquí en este maldito hotel...ah, mierda...te oigan gemir y gritar, amor?
— ¿Por qué debería eso de importarme?—Se arqueó en la cama cuando Minho le mordió suavemente la oreja, y dejó escapar otro gemido por el roce de su pene con la misma sábana ya manchada de sus fluidos—E-Estamos...mgh, estamos metidos en nuestro mundo aquí, justo ahora.
— Tienes toda la razón, bonito—Mezclaron sus alientos en un beso sucio y poderoso—Qué se joda el mundo...porque no nos importan los demás.
Apretaron sus manos entrelazadas, gimiendo al unísono sus nombres una vez más antes de sentirse arrastrados por el orgasmo. Minho se apoyó en la espalda de su novio, recuperando el aliento y dejando besitos sobre la nuca y sus hombros. Jisung suspiró, relajándose con sus caricias.
— ¿Hannie?
— ¿Mmm?
Minho se acomodó en la cama, acostado a su lado y cuidadosamente lo envolvió en sus brazos.
— Te amo, bonito.
— Y yo a ti—Cerró sus ojitos, relajándose lentamente—Duerme esta noche conmigo, ¿sí?
— Pues claro que sí. Ya que aquí no hay sofá—Dejó un besito en su frente.
Jisung soltó una pequeña carcajada: — Eres un tonto.
Minho le acarició suavemente el cabello, su mano moviéndose en un gesto tranquilizador. Las caricias, el calor de su cuerpo y el latido de su corazón sirviendo como una melodía reconfortante, tuvieron un efecto inmediato en Jisung, empezando a quedarse dormido y sintiéndose protegido.
— No volveré a alejarte de mí, Quesito.
— Estoy aquí contigo, Hannie. Duerme, sí es que puedes.
— ¿Eh? ¿A qué te refieres?
— Creí que los hámsters dormían en el día...—Minho sentía que también se estaba quedando dormido—Y jugaban mucho...en la noche.
— Mmm, es cierto—Susurró Jisung por última vez.
Pronto, ambos se sumieron en un sueño profundo, envueltos en la calidez y la ternura de su abrazo mutuo.
Esa noche fue perfecta.
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