En su apartamento, una diminuta figura dorada aguardaba en la penumbra. Durante el día, era un hámster solitario y discreto, pero al caer la noche, se transformaba en un ser juguetón y curioso. Su nombre era Han Jisung, y ocultaba un secreto profund...
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El sol comenzaba a filtrarse a través de las cortinas, bañando la habitación en una cálida luz dorada. Minho despertó con un suave, pero insistente, sonido de chillidos. Entreabrió los ojos y sintió pequeñas patitas juguetonas moviéndose sobre su cara, acompañadas de risitas alegres. A medida que se despertaba por completo, los adorables hámsters que lo habían despertado comenzaron a transformarse en cuatro niños pequeños, llenos de energía y emoción.
— ¡Buenos días, papi!—Exclamaron al unísono los pequeños, abrazando a Minho con entusiasmo.
Minho sonrió, sintiendo una oleada de felicidad al ver a sus hijos en sus formas humanas. Sus rostros reflejaban la mezcla perfecta de rasgos de él y Jisung, con miradas curiosas y risueñas. La habitación se llenó de la calidez de su amor familiar.
— ¡Papi, ya levántate!—Kai, siendo el más travieso, se subió encima de su padre y comenzó a zarandear su brazo con una adorable fuerza.
Joon le dio con la almohada en la cara, y los cuatro menores soltaron divertidas carcajadas.
— ¡Joon! ¿Qué te he dicho de los almohadazos en la cara?
— ¡Despierta ya, papi!—Minho sonrió, feliz por los berrinches de sus hijos—¡Tenemos hambre!
— Está bien, está bien. Ya voy.
Habían pasado seis años desde aquel día tan crucial en sus vidas. En ese tiempo, Minho había alcanzado un logro impresionante: con su arduo trabajo y dedicación, se había convertido en detective. Su esfuerzo y mérito le habían permitido ascender en su carrera y alcanzar una posición de prestigio.
Mientras que Jisung, logró convertirse en un activista de derechos de los híbridos. No solo ayudaba a mejorar la vida de otros como él, sino que también era muy valorado en su campo. Su trabajo estaba bien remunerado, y él lo hacía con una pasión increíble. Han Jisung pudo demostrar que los híbridos iban a lograr grandes cosas, y que sus voces tendrían un impacto real.
Así fue como sus vidas habían cambiado significativamente desde entonces. Minho y Jisung se habían mudado a una casa más grande, con un jardín espacioso donde sus hijos podían correr y jugar tanto en sus formas humanas como en sus formas de hámster. La nueva casa les ofrecía el espacio perfecto para crear recuerdos felices y brindarles a los pequeños el ambiente adecuado para crecer.
Además, el amor entre los dos se había consolidado aún más. Se habían casado, sellando su compromiso con una ceremonia llena de diversión y alegría. Los collares del candado y la llave que se habían regalado en el pasado seguían siendo un símbolo de su promesa eterna, pero ahora también llevaban consigo sus anillos de boda de oro, que representaban la unión de sus vidas y corazones.
Minho abandonó su cama al recibir otro almohadazo en la cara de parte de su hijo Jiho. La pequeña Freezle se trepó sobre su hombro como una preciosa hámster con sus orejitas doradas. Se reunió con su esposo en la cocina, mientras terminaba de preparar el desayuno. La mesa estaba puesta con una deliciosa variedad de tarta de queso, hot cakes con frutas frescas y un gran vaso de zumo de naranja.
