CAPÍTULO 42 🐹

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Un cuadro que capturaba una visión surrealista del tiempo y el espacio, había sido colgado en los azulejos del baño

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Un cuadro que capturaba una visión surrealista del tiempo y el espacio, había sido colgado en los azulejos del baño. Un cuadro sobre un reloj antiguo con manecillas en espiral, que en lugar de números, mostraba constelaciones que parecían girar suavemente. La esfera del reloj se fundía con una nebulosa de colores cálidos y fríos, como si estuviera en el centro de una galaxia en expansión.

Jisung observaba ese cuadro detalladamente, en silencio, mientras el agua caliente de la regadera caía sobre todo su cuerpo. De la cabeza a los pies. Oía las risas de sus hijos afuera, por el pasillo y la sala. Quiso darse un baño, pero también quiso pensar, observando ese cuadro que él pintó cuatro años atrás.

Era un reloj en medio de un paisaje urbano con edificios que se desvanecían en formas abstractas y fluidas, evocando una ciudad que se estaba disolviendo en la niebla del tiempo. Mientras que a la derecha, había pintado un bosque de árboles cuyos troncos y ramas estaban entrelazados con hilos dorados, que brillaban y se entrecruzaban, creando una red de luz. En el primer plano, pintó un puente de cristal que se extendía entre ambos mundos, cubierto de gotas de lluvia que reflejaban una mezcla de luces estelares y sombras. Figuras etéreas, semi-transparentes, caminaban en direcciones opuestas en aquel puente, simbolizando la intersección de diferentes realidades y momentos.

Y el fondo estaba compuesto por un cielo nocturno salpicado de estrellas y auroras boreales que se mezclaban con el horizonte, creando una transición suave entre lo terrestre y lo celestial. Los colores eran vibrantes y fluidos, Jisung optó por tonos de azul profundo, púrpura, oro y verde esmeralda, que parecían moverse y cambiar de forma a medida que se observaba el cuadro desde diferentes ángulos.

Sí, esa fue su única obra de arte. Su única pintura que se había ganado un lugar en aquella ducha. Pero, ¿por qué en el baño?

Para Jisung, permanecer un rato solo en la ducha era una oportunidad para sumergirse en la reflexión y el escapismo. Sí, aún odiaba el agua por su instinto animal, pero...a veces hacía excepciones. Además, pensar en el baño a veces le ayudaba. Esa era la mayor razón. Pensar.

Cerró la llave, manteniendo los ojos fijos en sus pies descalzos y mojados. Las gotitas de agua destilaban por todo su cuerpo hasta el suelo, condensadas en los azulejos, y en el espejo que se había empañado por el vapor. El collar se balanceaba ligeramente en su cuello, llamando su atención.

El collar. Jisung lo vio desde la palma de su mano. ¿Qué era lo que guardaba ese bonito candado con la inicial grabada del nombre de su esposo?

Lo iba a averiguar, de no ser por unos brazos fuertes que lo abrazaron por la cintura con ternura. Levantó la mirada, encontrándose con los preciosos y felinos ojos de Minho.

— Hola, cachetón—Los dos se sonrieron. Uno con timidez, el otro con diversión—Me tomé la libertad de darme un baño también, aquí, en el mismo lugar. Contigo—Jisung rió, recibiendo un besito en su mejilla—Espero que no te moleste.

🐹 ¿HANNIE DÓNDE ESTÁS? (MINSUNG) 🐹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora