CAPÍTULO 28 🐹

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El Matheson Hammock Park, enclavado en el corazón de Coral Gables, era uno de los rincones más apreciados de Miami, tanto por locales como por turistas

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El Matheson Hammock Park, enclavado en el corazón de Coral Gables, era uno de los rincones más apreciados de Miami, tanto por locales como por turistas. Con sus senderos serpenteantes a través de una vegetación exuberante, sus tranquilas aguas que se mezclaban con la arena de una playa serena, y sus amplias áreas verdes, el parque ofrecía un respiro apacible del bullicio urbano. Cada día, familias, parejas y amigos se congregaban en el parque para disfrutar de la belleza natural y de las múltiples actividades que ofrecía.

El sol de la mañana brillaba suavemente sobre el horizonte, iluminando el parque con una luz dorada que realzaba los verdes vibrantes de los árboles y el azul profundo del cielo. Las olas rompían suavemente en la orilla, creando un sonido relajante que se mezclaba con el canto de los pájaros y el murmullo de las conversaciones distantes.

Jisung y Minho llegaron al lugar poco después de que el sol comenzó a calentar el aire. Para la ocasión especial, el híbrido decidió vestirse con un conjunto casual pero elegante: una camiseta blanca de algodón, pantalones cortos de lino y sandalias cómodas. También llevaba una gorra para protegerse del sol y unas gafas oscuras que ocultaban en parte su rostro, dándole un aire despreocupado y fresco.

Minho, por su parte, había elegido un look igualmente relajado pero algo más sofisticado. Llevaba una camisa de lino azul claro, combinada con pantalones cortos en tonos beige y unas sandalias a juego. Su estilo casual reflejaba su deseo de hacer de ese día una experiencia agradable y cómoda para ambos.

— ¿Qué te gustaría hacer primero?

Jisung miró a su alrededor con curiosidad, aún ajustándose al entorno. El parque era un lugar nuevo para él, y la sensación de estar al aire libre lo llenó de emoción y nerviosismo.

— Nunca he estado aquí antes, así que...no sé.

— Podemos caminar por los senderos, o disfrutar del picnic aquí en la playa. Lo que tú decidas.

— Creo que me gustaría caminar un poco primero, si no te importa—Jisung jugó con los deditos de sus manos—Y t-tal vez después podríamos comer algo.

Minho asintió, sonriendo mientras se ponía de pie y luego extendió su mano hacia Jisung, invitándolo a caminar juntos.

— Está bien. Vamos a explorar un poco.

— De acuerdo—Jisung aceptó su mano.

— Si en algún momento te sientes cansado o quieres cambiar a tu forma de hámster...

— Minho, estaré bien—Se distrajeron con la frondosidad del parque—Relájate un poco, ¿quieres?

— Solo quería aclararte que puedes decirme lo que sea.

— Muy bien, ya entendí.

Mientras caminaban por el sendero principal, una amena conversación fluyó entre los dos como sí se estuvieran conociendo por primera vez.

— Es tan diferente estar aquí comparado con el apartamento—Jisung se regocijó con el aire puro en sus pulmones—Es tranquilo y agradable.

— Me alegra que te guste, Hannie. La playa aquí es hermosa. Podemos ir más tarde si te apetece.

— ¿O podemos...ir ahora?

— De acuerdo.

El sol brilló en lo alto del cielo, perfecto para cuando Minho y Jisung llegaron a la playa. La arena dorada se extendía a lo largo de la orilla, y el mar lo acariciaba suavemente, creando un ambiente relajante y acogedor.

Jisung lo observó todo con una chispa de entusiasmo y curiosidad que encendieron sus ojos. Es por eso que, decidiendo aprovechar al máximo el día, se agachó cerca de la orilla y se transformó en hámster. Se movió con gran agilidad y alegría, rodando por la arena y revolcándose juguetonamente.

Minho apreció su juego con una tímida sonrisa, mientras extendía la manta de picnic en la arena y después colocó la cesta con comida sobre ella. Habían tomado la decisión de empacar unas cuantas frutas frescas, dos sándwiches ligeros, dos botellas de agua y una tarta de queso solo para Jisung. Se aseguró de que todo estuviera en su lugar antes de dejarse llevar por el paisaje que los rodeaba.

Es tan hermoso ver a Jisung disfrutar así. Pensó. Parece que este lugar realmente le está haciendo bien.

La arena cálida y la brisa marina se combinaron para crear una experiencia sensorial placentera. El sonido de las olas y el canto de las aves completaron la escena, haciendo que el momento fuera perfecto. Jisung exploró lo más que pudo de la arena, cavando pequeños agujeros y correteando de un lado a otro con un entusiasmo contagioso.

Minho rió suavemente mientras miraba al pequeño roedor: — Parece que lo estás disfrutando mucho.

— Ajá, sí.

— Qué bueno que podamos compartir este momento juntos, cachetón.

Después de un rato, Jisung se acercó a él, sacudiendo la arena de su pelaje y moviéndose lentamente. No pudo dejar de mirarlo con ojos brillantes.

— Te ves muy feliz así, Hannie—Minho le acarició las orejitas suavemente—¿Qué te parece si después de jugar un poco más, nos tomamos un descanso y comemos algo?

Jisung asintió y dio un pequeño salto de alegría, mostrando su acuerdo con esa bonita y fantástica idea.

Jugaré un poquito más. Sacudió su naricita con las patitas delanteras. Este lugar es muy hermoso. Miró a su humano favorito, notando cómo la brisa terminaba de acariciarle su cabello azabache. Gracias, Minho. Gracias por traerme aquí, Quesito. 

Cortesía del IA de WhatsApp ❤️❤️

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🐹 ¿HANNIE DÓNDE ESTÁS? (MINSUNG) 🐹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora