En su apartamento, una diminuta figura dorada aguardaba en la penumbra. Durante el día, era un hámster solitario y discreto, pero al caer la noche, se transformaba en un ser juguetón y curioso. Su nombre era Han Jisung, y ocultaba un secreto profund...
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Al día siguiente, Minho decidió buscar ayuda. Bajó al tercer piso, y golpeó constantemente la puerta del apartamento de Lee Félix, esperando que el chico de tiernas pecas en sus mejillas pudiera ofrecerle algún consejo útil.
— ¡Lee Félix, abre! Soy yo, el oficial Minho—Continuó llamando—¡Félix, necesito tu ayuda, por favor!
Después de unos momentos, la puerta se abrió, pero no fue Félix quien apareció. En su lugar, el cabo Seo Changbin, se dignó a verlo con una expresión fulminante y claramente molesto. Su mirada penetrante reflejaba la interrupción no deseada de un momento privado con su pareja.
— ¿Qué necesita, oficial Lee?—preguntó Changbin, con un tono frío y cortante.
Minho se removió incómodo, sintiendo la tensión en el aire.
— H-Hola. P-Perdón por interrumpir, señor Seo. Mmm, pero necesito hablar con Félix. Es importante—Respondió Minho, tratando de sonar lo más respetuoso posible.
Changbin entrecerró los ojos, visiblemente irritado, pero se hizo a un lado, permitiendo a Minho ver a Félix en el fondo del apartamento. El pelirrojo, que estaba sentado en el sofá, levantó la vista y al ver a Minho, rápidamente se levantó y se acercó a la puerta.
— Oh, hola, oficial Lee. ¿Qué sucede?—preguntó con una mezcla de preocupación y curiosidad en su voz.
Minho respiró hondo, intentando encontrar las palabras adecuadas.
— Necesito tu ayuda, Félix. No sé qué hacer con Jisung. Siento que lo estoy perdiendo y no quiero que eso pase. Necesito consejos, cualquier cosa que pueda ayudarme a arreglar las cosas con él—dijo con la voz quebrándose ligeramente al final.
— Oh, ok—Félix asintió, comprendiendo la gravedad de la situación. Giró la cara hacia Changbin, que seguía observándolos con una expresión seria—Amor, esto es importante, así que... ¿Nos das un momento?—Le pidió, suavizando su tono.
Changbin suspiró, aunque su mirada seguía siendo dura.
— Está bien, pero no tarden mucho—Respondió finalmente, volviendo al interior del apartamento para darles algo de privacidad.
— Gracias, chiquito—El pelirrojo le sonrió dulce—Venga, oficial Lee, acompáñeme. Quiero que me cuente todo.
Félix llevó a Minho a un rincón más apartado del pasillo y así ambos comenzaron a hablar con calma.
— No sé cómo hacer que Jisung vuelva a ser el mismo de antes conmigo. Es que...todo está tan roto, Félix.
— Bueno, pues...lo primero que tienes que hacer es darle espacio y tiempo. Hannie ha pasado por mucho, y tú también—Minho asintió—Pero, debes mostrarle que todavía estás ahí para él, sin presionarlo.
>> Tal vez deberías intentar hacer cosas que solían gustarle, pequeños gestos que le recuerden cuánto lo amas.
