En su apartamento, una diminuta figura dorada aguardaba en la penumbra. Durante el día, era un hámster solitario y discreto, pero al caer la noche, se transformaba en un ser juguetón y curioso. Su nombre era Han Jisung, y ocultaba un secreto profund...
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Al día siguiente, Jisung invitó a Félix al apartamento con la esperanza de darle un respiro a la tensa atmósfera. El ahora joven pelinegro entró con su habitual energía y sonrisa, dispuesto a alegrar el día a su querido amigo híbrido.
— Ya que tú me invitaste hoy, toma, te traje panecillos de leche—Félix extendió la pequeña caja de esos esponjosos manjares.
— Huelen bien—A Jisung se le hizo agua a la boca, mientras aceptaba la caja—Muchas gracias, Félix. Ven, siéntate. ¿Quieres algo de beber?
— Nos vendría bien unas tazas de chocolate caliente para acompañar los panecillos.
— Perfecto.
Después de un rato de conversación ligera, y compartir los deliciosos panecillos de leche con dos tazas de chocolate caliente junto a Félix en el comedor, Jisung sintió una repentina necesidad de desahogarse. Le contó al pecoso todo sobre la posibilidad de un segundo embarazo y sus mayores temores.
— E-Estoy muy asustado—Tragó saliva, nervioso—Es que...c-con lo que pasó la última vez, yo...no...
— ¿Quieres que te acompañe a la clínica, Hannie?
— ¿A-A la clínica?
— Entiendo que estés asustado, pastelito—Dijo suavemente—Pero creo que sería una buena idea hacerte un chequeo. No perderías nada en saberlo con certeza, y podría aliviar algo de esa ansiedad.
Jisung apartó la mirada, mordiéndose el labio, indeciso. Aunque seguía sintiendo miedo, la lógica detrás de la sugerencia de su amigo tenía sentido. Con un ligero asentimiento, Jisung aceptó la idea de ir a la clínica.
— E-Está bien. Acepto...solo porque tú irás conmigo.
Félix sonrió con dulzura, aferrándose a su pequeña mano con cariño.
— Vamos entonces, pequeño.
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La luz fluorescente de la clínica iluminaba el rostro de Jisung mientras la doctora miraba los resultados de la prueba. Después de un momento de silencio, levantó la vista y le dedicó una sonrisa tranquilizadora.
