En su apartamento, una diminuta figura dorada aguardaba en la penumbra. Durante el día, era un hámster solitario y discreto, pero al caer la noche, se transformaba en un ser juguetón y curioso. Su nombre era Han Jisung, y ocultaba un secreto profund...
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Después de la difícil experiencia en la clínica, la vida de Han Jisung cambió drásticamente. Su comportamiento experimentó una transformación radical. El hecho de que fuera mitad hámster siempre lo destacó con grandes emociones vibrantes y algunas veces cariñosas; pero en ese momento, se sintió envuelto en un sentimiento mucho más sombrío y aislado. Su ánimo, ya frágil por el aborto espontáneo que experimentó, se deterioró cada vez más y más. La pérdida de sus crías lo había sumido en una profunda depresión.
Se refugiaba en su nido, en ese pequeño rincón que había construido con mantas y cojines en la cama. Pasaba horas allí, acurrucado, hecho una bolita, sin mostrar interés en el mundo exterior. La comida que Minho le ofrecía todo el tiempo, permanecía intacta, ya que Jisung había perdido por completo el apetito. Y sí, continuó quedándose en ese aburrido apartamento azafrán vibrante, debido a que no tenía más alternativas sobre otros lugares a los que pudiera ir. Estúpida suerte la mía. Debería mudarme de nuevo con el tierno Félix, aunque no me gusta que me abrace mucho, y en este momento...no quiero abrazos de nadie. Suspiró hondo, encogiendo más su cuerpecito.
Los días fueron pasando, y el hámster se mantuvo en silencio, sin querer hablar con Minho ni con nadie.
El oficial, por su parte, estaba devastado. La tristeza y la preocupación por Jisung lo habían afectado profundamente. Su rendimiento en la academia había comenzado a decaer. Llegaba tarde, se distraía fácilmente y sus compañeros notaban su creciente desinterés en las clases teóricas. Los entrenamientos se volvieron cada vez más difíciles para él, y su depresión lo estaba consumiendo. La falta de descanso y el estrés se reflejaron en su desempeño, lo que preocupó mayormente a sus amigos y superiores.
Trataron de hablarle, pero las breves conversaciones resultaron siendo incómodas y llenas de malentendidos. Minho prefería estar solo.
Además, su relación con Jisung se había visto profundamente afectada. El conflicto emocional y la tristeza crearon una barrera entre ellos. Minho se sentía incapaz de acercarse a él sin sentirse rechazado. Todas las noches intentaba hablarle, ofrecerle consuelo y apoyo, pero la respuesta del híbrido era siempre la misma: quería estar solo en medio del silencio.
Lo intentó otra noche, a pesar de que le dolía la cabeza y se sentía sumamente agotado.
— Hannie, por favor, habla conmigo—Suplicó frente a la puerta cerrada de su habitación—Abre, por favor y déjame entrar.
Sin embargo, Jisung permaneció inmutable, escondido en su nido, incapaz de enfrentar su dolor. Cada vez que Minho se acercaba a la puerta y oía su voz, el hámster se acurrucaba más en su rincón, evitando todo tipo de contacto.
Minho soltó un suspiro, y regresó a la sala. Lo dejaría tranquilo otra vez, esa noche, así como las anteriores.
La tensión en la academia era cada vez más palpable. Los comentarios de Woojin y las preocupaciones de Jackson se volvieron frecuentes, y aún así Minho se mantuvo indispuesto en compartir los detalles más íntimos de su vida con todos ellos. Se sentía incapaz de superar el dolor y ayudar a Jisung, lo que hizo que se sintiera aún más aislado de todo lo que lo rodeaba.
Trataba de mantener el apartamento en orden y cumplir con sus responsabilidades, pero...esa maldita sombra del dolor de Jisung se cernía sobre él hasta el punto de querer asfixiarlo. La falta de comunicación y la distancia emocional entre ambos crearon un vacío en su relación que estaba siendo imposible de llenar.
Estaban perdiendo la batalla.
El amor que alguna vez habían compartido ahora parecía un recuerdo distante. El futuro se veía incierto y el presente, sombrío.
