Bajo aquella lluvia torrencial, Takumi y Keigo se refugiaban bajo el paraguas mientras caminaban. En una de las calles, se cruzaron con otra pareja, debido a la lluvia no los pudieron ver bien, pero Keigo pudo distinguir a un chico de pelo blanco, que parecía disculparse con otro chico algo mas alto.
Con la mente perdida en esa otra pareja, Keigo se sorprendió al notar la mano de Takumi pasar por su cintura y pegarle mas a él.
—Te vas a mojar... ¿en qué piensas? —le preguntó el chico pelirrojo.
Keigo lo miró y sonrió.
—En nada en particular, aunque me extraña que Toya no haya venido o que no haya avisado, no se...
Takumi no respondió al instante, miró fijamente al frente antes de articular palabra.
—A lo mejor tenía algo que hacer...
—Puede ser... pero no sé... creo que me hubiese avisado.
—Por lo que yo conozco a ese Todoroki, no es muy de avisar antes de hacer algo... —dijo Nakamura haciendo referencia a cuando Toya se fue hace cuatro años sin decirle nada a nadie.
Keigo agachó la cabeza y suspiró.
—Toya ya no es así... —respondió con voz aireada con cierto toque melancólico.
El resto del día pasó y ya bien entrada la madrugada, la lluvia comenzó a remitir, fue entonces cuando Toya abrió los ojos, tras dormir mas de diez horas se encontró en su habitación, no recordaba mucho, y durante unos instantes no supo bien que estaba pasando, se sentó en la cama y suspiró, viendo como de su frente caía un trapo húmedo, lo agarró y lo metió dentro de un pequeño cubo lleno de agua que había al lado de la cama, también vio su mesita de noche, donde había una botella de agua y una caja de pastillas que no recordaba que estuviesen allí antes.
Se sentía cansado, pese a dormir mucho, con dolor en su cabeza y algunos músculos de su cuerpo, aunque fue el hambre lo que le hizo levantarse. Al hacerlo notó flojera en sus piernas, y tras tambalearse un poco pudo ponerse de pie. Mientras salía de su habitación y recorría el pasillo para bajar las escaleras dirección a la cocina intentó pensar y recordar.
Poco a poco empezó a recordar, la lluvia, la voz de su padre en su cabeza, Keigo. En el momento en el que la imagen del rubio apareció en su mente, justo a su lado apareció ese chico pelirrojo, Takumi Nakamura, y como sostenía la cara de Keigo y lo besaba.
Toya sintió una leve punzada en su estómago, aunque bien podría ser hambre, entró en la cocina con esos pensamientos, para encontrarse una bandeja en la mesa y una nota. La agarró y la leyó.
Toya, te he dejado la cena por si despiertas por la noche. Mientras dormías ha venido un médico, tenías fiebre. Espero que estés mejor.
Fuyumi
Tras leer la nota, Toya se sentó a pensar, pues realmente no recordaba nada después de entrar en casa, y al ver que no iba a llegar nada, decidió apartar esos pensamientos y comer, pues su estómago empezaba a rugir. Y mientras comía era incapaz de dejar de pensar en Keigo.
Por otra parte, en el apartamento de Keigo y Nakamura, el rubio salió de la cama compartida, procurando no hacer ruido, pues Takumi estaba profundamente dormido. Salió de la habitación y fue a la cocina a beber agua; mientras tomaba del vaso, miró por la ventana, sentía cierta incertidumbre desde esa tarde, de alguna forma, no saber nada de Toya le estaba poniendo muy nervioso, era como si el trauma de ser abandonado volviese a surgir, notaba inquietud, tanto que incluso esa anoche no podía conciliar el sueño, en su mente se repetía una y otra vez que Toya ya no era el mismo, y que no volvería a abandonarlo, pero por otra parte la ausencia de noticias y que no hubiese ido esa tarde sin avisar le alteró mucho.
Tras beber, volvió a la habitación, se sentó en la cama y miró su teléfono, esperando haber recibido algún mensaje o llamada de Toya, pero no había nada, solo unos mensajes de Rumi peguntando que tal había ido la charla con Takumi.
Suspiró y se metió bajo las mantas y se acurrucó cerca de Nakamura, el cual por instinto, lo abrazó, dándole calor y confort, haciéndole olvidar su preocupación, al menos de forma temporal.
Tras cenar, Toya se sentía algo mejor, al menos ya no tenía hambre, aunque seguía pensando en Keigo, y fue mientras subía las escaleras cuando, como una bofetada llegaron a su mente, Shoto y su trabajo, pues si había estado durmiendo toda la tarde, eso significaba que no había ido a llevar a Shoto con Keigo y por supuesto no había ido a trabajar. Con rapidez, pero procurando no hacer ruido corrió hasta su habitación, buscó desesperado por todas partes su teléfono, hasta que lo encontró en su mesa, lo agarró e intentó encenderlo, pero no pudo.
—Mierda...
Lo intentó otra vez, pero parecía que debido a la lluvia y que había ido sin paraguas el aparato se había dañado, por lo que no podía recibir ni hacer llamadas, y a esas horas, las cuatro de la mañana, no podía llamar a nadie, y una cierta presión en su pecho le hizo empezar a hiperventilar y caer de rodillas en el suelo.
<Me van a despedir>
<Keigo...>
<Soy una mierda>
<No valgo nada>
Esta vez a diferencia de la tarde anterior, no sucumbió al pánico y pudo controlarlo, respiró hondo y con cuidado fue a la cama, donde se tumbó y aun con su pecho agitado por la respiración miró al techo, pensando en como iba a solucionar todo aquello, debía hablar con Keigo y con Jin lo antes posible para disculparse por todo.
Antes de caer dormido, ante él apareció la imagen de Nakamura, sonriéndole y tendiéndole la mano, para luego de forma drástica cambiar su semblante.
<¿Cómo te atreves a volver y acercarte a Keigo?>
A la mañana siguiente, Keigo trataba de llamar a Toya camino a la universidad, pero era incapaz de contactar con él, llegó al cruce donde se reunieron el día anterior, pero no estaba allí, decidió esperar unos minutos, mientras escribía a Takumi.
—Taki, he salido temprano, no quería despertarte, además hoy tenías la reunión con la banda, así estas mas tranquilo. Después de clase te aviso.
Tras mandar el mensaje miró a todas partes y al ver que Toya no aparecía, con un nudo en la garganta y notando como su estómago se retorcía caminó hasta la universidad. Nada mas llegar, pudo ver a Tenko salir del coche de Spinner y despedirse de él, sin dudarlo corrió hasta donde estaba el peliceleste.
—¡¡Tenko!!
El peliceleste se sobresaltó un momento, pero al ver a Keigo se calmó un poco, y esperó a que llegase hasta él.
—Buenos días, Keigo, ¿qué tal?
—Bien... gracias —dijo tomando aire —¿sa-sabes algo de Toya?, no soy capaz de ponerme en contacto con él.
Tenko lo miró dando un ligero respingo.
—Vaya, pues iba a preguntarte lo mismo, no soy capaz de llamarle ni lee mis mensajes...
Esas palabras dejaron a Keigo sin saber como reaccionar, Tenko vio la contrariedad en su rostro y se apresuró, poniéndole una mano en el hombro.
—Pero seguro que está bien... ya le conoces... es como las cucarachas... nunca se mueren del todo... jeje...
La mirada que Keigo le lanzó le indicó que no era la broma adecuada, por lo que se arrepintió al momento de decir eso.
—Lo-lo siento... mi boca estúpida... —se disculpó Tenko, pues su forma de paliar el estrés y los nervios era con bromas, pues él también se había alterado al saber que ninguno de los dos sabía nada de Toya —luego lo intentaré llamar otra vez.... Te digo algo si consigo contactar con él.
—Si, por favor...estoy algo preocupado, ayer no vino a dejar a Shoto y no contesta...
Tenko respiró.
—Vale, luego te cuento —dijo justo en el momento que la alarma del inicio de las clases comenzaba a sonar.
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Porque Te Fuiste (Dabihawks)
FanfictionCansado de los abusos por parte de su padre, Toya, con ayuda de su hermana, deciden denunciarlo a las autoridades. A partir de ahí, guiado por una abogada, Toya y Fuyumi luchan por la custodia de sus hermanos. Ese proceso duró cuatro años, cuatro añ...