CAPÍTULO 16 - CONFUSIÓN Y SENTIMIENTOS ENCONTRADOS

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Tras un rato donde Tenko y Rumi parecían amigos desde que nacieron, Toya miró frente a él, donde Keigo sorbía su batido de forma despreocupada. Toya aun no podía apartar de su mente lo que pasó hace unos minutos, en como Rumi endureció su gesto y miró a Keigo, pudo ver preocupación en el semblante de la chica, y todo por la visita de Keigo al local de Tenko, o mas bien la razón, ¿había pasado algo?

—Toya...

El pelirrojo volvió en si de sus pensamientos y miró a su lado, su hermano le tiraba de la manga de la camiseta.

—¿Qué pasa?

—Quiero ir al baño... me hago pis...

Toya lo miró y se levantó, mirando al grupo.

—Perdonad, ahora vengo.

Le disculparon y mientras caminaba, Toya miró a Tenko.

—Oye, Shimura, ¿no era que Spinner te estaba esperando por un batido?

Los ojos de Tenko se abrieron al máximo y de un grito saltó de la silla.

—¡AY, AY... Shui me va a matar!

Tras eso hizo una reverencia a Rumi y Keigo y entró corriendo al local para comprar los dos batidos y salió corriendo, y mientras Toya llevaba a Shoto al baño, Rumi aprovechó esa soledad para mirar a Keigo.

—¿Por qué no me dijiste nada?

—Lo siento, Rumi... pero no pasó nada, no lo vi... solo estaba cerca, pero ni lo vi y no creo que él me viese —explicó el chico.

—Pero estaba cerca, ¿y si te hubiese encontrado?

—Rumi, tranquila, no pasó nada...

La chica se frotó las sienes, algo enfadada con su amigo.

—Está bien, pero la próxima me avisas, ¿vale?

—Lo prometo —contestó Keigo poniéndose la mano en el pecho.

Justo en ese momento, una llamada entró al teléfono móvil de Keigo, lo miró y al ver el nombre en la pantalla, una sonrisa apareció en su cara, Rumi pudo verlo y con mirada juguetona le dio un golpe en el costado.

—Anda, ve a responderle...

Keigo sonrió y agarró su teléfono, descolgó la llamada y se apartó de las mesas.

—Hola, Taki...

A los pocos segundos, Toya y Shoto aparecieron, el niño se sentó en su asiento y tomó su batido, mientras Toya miraba como Keigo se había apartado y hablaba por teléfono, desvió sutilmente la mirada a Rumi, esperando de alguna forma alguna explicación, pero al no recibir ninguna se sentó.

—¿Ha pasado algo? —preguntó Toya.

Rumi lo miró y esbozó una sutil sonrisa con cierto toque de maldad.

—Es una llamada urgente —contestó la chica entornando los ojos.

—Oh...

Toya no dijo nada mas, se recostó en el respaldo de la silla y tomó un poco de su batido, mirando como Shoto y Rumi comenzaban a hablar, aunque también desviando la mirada a Keigo, que de vez en cuando podía ver como una gran sonrisa escapaba de su boca mientras hablaba con quien fuese por teléfono.

Fue repentino, pero una cierta molestia empezó a nublar la mente de Toya cada vez que miraba hacia Keigo, no sabía explicar que era, pero era un cierto malestar; hacía tiempo que no sentía algo así, y sabía lo que podía pasar, por lo que quiso atajar el problema. Se levantó, y agarró a Shoto de la mano.

—Lo siento, Usagiyama, pero nos tenemos que ir, despídeme de Keigo, por favor.

Shoto lo miraba confuso, pero no desobedeció y se despidió de la chica y ambos se fueron a paso rápido, mientras Rumi miraba a la pareja de hermanos alejarse, se cruzó de brazos y suspiró.

—Dios mío... que obvio...

Ya cerca de su casa, Toya se detuvo, una vez su mente se calmó se dio cuenta de la estupidez que había hecho, dejándose llevar nuevamente por su furia, yéndose sin siquiera despedirse de Keigo y de muy malas maneras.

—Mierda...

—Toya, no se dicen palabrotas.

Toya miró a su hermano que seguía agarrado a su mano.

—Lo siento...

—Te perdono, pero que no se vuelva a repetir —dijo Shoto fingiendo el tono de Fuyumi cuando alguno de ellos se portaba mal. Toya se rio ante eso. Se tomó un momento para respirar, y tomar aire y ahora mas calmado decidió seguir su camino.

Llegaron hasta la entrada de su casa, le dijo a Shoto que entrase, que él tenía que hacer una cosa, el niño obedeció y una vez se quedó solo, Toya agarró su teléfono; pero justo en el momento que lo desbloqueaba e iba a buscar el número de Keigo, el nombre del rubio apareció en la pantalla, pues lo estaba llamando. Toya de la sorpresa casi deja caer el teléfono al suelo, dio unos saltitos, nervioso y con cierto temblor descolgó la llamada.

—¿Ho-hola?

—¿Toya? —era la voz de Keigo a través del auricular.

—Si, soy yo.

—Ah, bien... —Toya lo oyó suspirar —me ha dicho Rumi que te has ido de repente, espero que no le haya pasado nada a Shoto...

—No tranquilo...es solo que... me... me acordé que Fuyumi me dijo que volviese pronto.

—Ah, vale, que alivio... bueno, aun así, perdona por no haberme despedido.

—No, no —se apresuró a contestar Toya —no te disculpes, la culpa ha sido mía, tu estabas con el teléfono...

Durante unos segundos ninguno dijo nada, hasta que finalmente Keigo rompió el silencio.

—Vale... me lo he pasado bien hoy, me ha recordado algunas cosas de antes... y tu amigo es bastante simpático y divertido, aunque mi primera impresión no fue muy buena —dijo eso en voz baja.

—Si —rio Toya —Shimura es así. Aunque me podría haber dicho que te había visto...

—No te enfades con él, fue cosa mía, entré por error y bueno... me agradó conocerle a él y su pareja.

Toya sonrió.

—Si te digo la verdad, yo me enteré hace poco que tenía novio.

Oyó la risa de Keigo por el auricular, y no pudo evitar sonrojarse.

—Bueno, Rumi me llama, solo llamaba para ver si estabas bien y para despedirme en condiciones, mañana nos vemos en la tienda cuando lleves a Shoto.

—Si... hasta mañana, Keigo.

—Hasta mañana, Toya.

Keigo colgó la llamada y se encontró con una mirada acusadora de Rumi, que pestañeaba muy rápido.

—¿Qué? —replicó el rubio ante esa mirada inculpadora de su amiga.

—"Hasta mañana, Toya", "estaba preocupado por ti" —le imitó la chica.

—¿Qué tiene eso de malo? Es verdad, me preocupé cuando llegué y no lo vi a él ni a Shoto.

Rumi lo miró.

—¿Seguro que es solo eso?

—Claro que sí, ¿Qué iba a ser si no?... ya sabes que Toya ya no es nada para mi... solo un amigo.

Rumi se cruzó de brazos.

—Creo que él no piensa lo mismo... —dijo en voz baja para sí misma.

—¿Qué? —preguntó pues no la oyó.

—Nada, nada... que tenías razón, ha cambiado de verdad... ya no es ese pandillero de antes.

—Te lo dije, Toya ha madurado.

Rumi miró al cielo.

—Pues espero que sepa encajar bien los golpes de realidad...

Porque Te Fuiste (Dabihawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora