CAPÍTULO 41 - DECISIONES DIFICILES

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La puerta de la comisaría de policía se abrió de golpe. Geten corrió hasta la recepción, con sudor en la frente y un semblante aterrorizado y confuso. Temblaba ligeramente cuando se puso frente al policía de la recepción.

—Pe-perdone...

El agente, al ver el estado de Geten, se alarmó un poco.

—Chico, ¿estás bien?

—Sí, sí... —tomó algo de aire—. ¿Está aquí Kai Chisaki? —pudo preguntar.

El agente, al verlo más estable, miró la pantalla de su ordenador.

—Sí, lo trajeron hace dos horas, acusado de agresión.

—¿Agresión? —Geten parecía cada vez más horrorizado con cada minuto que pasaba, pues nunca se hubiese imaginado a Kai agrediendo a alguien.

—Así es, agredió presuntamente a un compañero de su trabajo. Dicho compañero se encuentra en el hospital.

Geten, por un momento, se tambaleó y tuvo que agarrarse al mostrador. Entonces, el agente salió y lo ayudó.

—¿Chico, estás bien? Te ves muy pálido...

Geten recobró un poco el equilibrio.

—Estoy bien... sí... es mi cara normal... —tomó aire—. ¿Puedo verle?

El agente lo miró con cautela.

—¿Eres familiar o su pareja?

Geten se quedó helado; evidentemente no era familia suya, y por supuesto, no podía decir que era su pareja. No quería que lo juzgaran ni le increparan.

—No, es solo un amigo...

Un par de horas después, Geten aguardaba sentado en una de las sillas de la recepción, justo cuando, por una de las puertas, salió Kai, con una venda en la cara y custodiado por un agente, que tras decirle algo, lo dejó allí. Al verlo, Geten se levantó y corrió hasta él.

—¡Kai!

Chisaki lo miró, apartando la mirada levemente.

—Kai, ¿estás bien? ¿Qué ha pasado?

Chisaki no dijo nada, metió las manos en los bolsillos y se puso a caminar para salir de allí, mientras Geten se quedaba atrás, confuso.

—¿Kai?

En la calle, Chisaki seguía caminando con las manos en los bolsillos y la mirada baja, y a unos pasos por detrás, Geten lo seguía, confundido y sintiéndose mal por no saber qué hacer.

—Kai, por favor, dime algo...

Ya bastante alejados de la zona de la comisaría y cerca de un parque, Chisaki se adentró en él y se fue bajo la sombra de un árbol, ocultándose detrás. Geten lo siguió, cada vez más confundido, y al llegar donde estaba, Chisaki alargó los brazos y lo abrazó, pegándolo fuerte a su cuerpo, abrazándolo como si temiera perderlo. Geten, al sentir eso, le devolvió el abrazo y se puso a llorar en su pecho, entendiendo que todo este silencio se había debido a que Kai respetaba la decisión de Geten de que nadie los viese demostrándose amor en público.

—Lo siento —fue lo que pudo decir Kai tras su largo silencio—. No me pude contener...

—No... no —Geten sollozaba—. Es culpa mía, si hubiese dicho que era tu novio, podríamos habernos ido mucho antes...

Kai rompió con suavidad el abrazo y miró a Geten a los ojos, tomó su barbilla con sus dedos y lo besó con suavidad. Y al separarse del beso, Kai apoyó su frente en el hombro del peliblanco.

—La he cagado, pero bien... me han despedido y seguramente ese hijo de puta me denunciará otra vez o algo...

—Kai —Geten acarició su pelo—, ¿qué ha pasado? ¿Por qué has acabado en la policía?

Chisaki suspiró y, tras una pausa, alzó la cabeza para mirar a Geten a los ojos. El árbol bajo el cual se resguardaban se empezó a mover levemente por el viento, agitando las hojas, el mismo viento que movió algunos de los aparatos que había en ese parque.

—Pasa que estoy tan enamorado de ti que mataría por protegerte.

Después de las clases, Keigo llegó a su apartamento. Nakamura aún no había vuelto de la reunión con aquel hombre, por lo que decidió esperarlo y hacer algo de comer para los dos. Justo cuando estaba empezando a prepararlo, oyó la puerta abrirse, y al acercarse para recibirlo, sus ojos se abrieron al verlo.

—¡¿Qué te ha pasado?! —dijo alzando un poco la voz y acercándose a él.

Nakamura no lo miraba directamente, pero se podía ver con claridad que una de sus mejillas estaba roja, pues parecía que alguien le había pegado. Keigo se acercó y tocó su mejilla para ver el estado.

—¡Auch...!

—Lo siento... —Keigo lo ayudó a llegar a la cocina y sentarse—. ¿Se puede saber qué ha pasado?

—He... tenido una pequeña discusión con los chicos de la banda...

—¿Pequeña? —dijo totalmente irónico, señalando su mejilla.

Takumi sonrió de forma irónica y forzada, mirando a Keigo a los ojos, tomó aire y le contó lo que había pasado.

—He disuelto la banda.

—¡¡¿¡Qué!?!!

Takumi se frotó la nuca.

—Verás...

—No, espera un momento —Keigo lo interrumpió y, con gesto serio, fue al baño, agarró el botiquín para curarle un poco el golpe, se acercó y se arrodilló—. No te muevas.

—Kei, no hace fa... ahhh.

—Dije que no te muevas...

Keigo echó un poco de pomada en la herida, le puso una pequeña venda y tras eso se sentó frente a él.

—Ahora sí, cuéntame todo.

De camino a su casa, Tenko estaba callado en el coche de Spinner, pues debía contarle lo que había pasado y la estupidez que estuvo a punto de hacer.

—Tenko, estás muy callado, y eso no es buena señal... —dijo Spinner sin apartar la vista de la carretera.

El peliceleste tragó saliva.

—Shui... tengo que contarte algo...

Spinner alzó una ceja y vio en el tono de su novio que la cosa era seria, por lo que buscó una zona para dejar el coche y aparcó, apagando el motor. Luego lo miró.

—¿Qué pasa?

Tenko podría decir cosas sueltas, mencionar que había tratado de cambiar de especialidad y poner alguna excusa, pero sabía que el problema era otro, y no sabía si iba a poder aguantar mucho más.

—Shui... me... me gusta otra persona.

Porque Te Fuiste (Dabihawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora