El cielo comenzó a cubrirse de nubes negras y algún relámpago se reflejó en las ventanas del apartamento de Keigo. Allí, en el sofá, el rubio descansaba sobre el pecho desnudo de Takumi, el cual le pasaba sus dedos por su cabello. Ambos desnudos tras su encuentro.
—Parece que se va a poner a llover —dijo Nakamura al ver el relámpago.
Keigo alzó un poco la cabeza para mirar a la ventana.
—Si... ¿Qué hora es? —preguntó volviéndose a apoyar en el pecho de su pareja.
—Van a dar las cinco —respondió mirando la pantalla de su teléfono.
Keigo suspiró y se abrazó al cuerpo de Takumi.
—Tengo que ir a trabajar... —dijo con voz cansada.
—No vayas...
Keigo alzó la cabeza y miró a los ojos verdes de Takumi.
—No puedo... además Toya llevará a Shoto...
Nakamura resopló.
—No me gusta nada de todo eso... —replicó.
—Taki... dijiste que no te ibas a enfadar.
—Pero Kei, entiéndeme, tu ex te deja al cuidado de su hermano... no es fácil de procesar y menos cuando te hizo tanto daño.
Keigo sonrió y besó el pecho del chico pelirrojo.
—Mira, hacemos una cosa, vente conmigo y hablas con él, veras como no tienes nada que temer, y así conoces a Shoto.
Takumi caviló un poco, era cierto que cuando lo vio en el bar le pareció un chico agradable, pero al saber que era Toya Todoroki, sus prejuicios se antepusieron, también pensó que sería una buena oportunidad para ponerle unos límites a ese estúpido.
—Está bien, iré contigo y así de paso nos aseguramos que el otro asqueroso no se te acerque.
—Taki, desde que me mandó ese mensaje no he vuelto a saber nada de él.
—Mas le vale.
Mientras hablaban, la lluvia comenzó a caer primero de forma sutil, pero rápidamente empezó a caer a raudales, como si una tormenta se hubiese desatado justo encima de la ciudad.
En el portal del apartamento, Takumi abría su paraguas e invitaba a Keigo a ir juntos.
—Taki, tengo el mío.
—Jooo, pero yo quiero ir contigo... —replicó el pelirrojo poniendo cara de perrito. Keigo lo miró con una sonrisa y se metió bajó el paraguas.
—¿Contento?
—Mucho —Nakamura usó su mano libre para pasarla por la cintura de Keigo y pegarle a él.
Así, juntos comenzaron a caminar, notando como la lluvia parecía no detenerse, pues caía casi con violencia. Durante el camino vieron a jóvenes correr a resguardarse pues les había pillado la lluvia por sorpresa, algunos negocios cerraban.
—No es muy común que llueva así en estas fechas —murmuró Keigo mirando al cielo.
—Pero puede pasar, a mí me gusta que llueva, así puedo caminar contigo bajo la lluvia y tenerte pegadito a mi —dijo con voz melosa.
—Taki... —sonrió Keigo —a veces eres muy cursi —Nakamura lo miró con cara de pena fingida, lo que le sacó una sonrisa al rubio, que le dio un beso en los labios —pero eso es algo que me gusta de ti.
Tras caminar un poco llegaron a la tienda, allí, tras ponerse el uniforme y decirle al encargado que él ya se ocupaba de todo empezó su trabajo. Takumi se quedó un rato con él en el mostrador.
—¿Sabes que estás muy sexy con ese uniforme? —dijo el pelirrojo con voz seductora.
Keigo sonrió y apoyó sus codos en el mostrador.
—¿Tú crees?
—Aunque también te digo que prefiero quitártelo...
Keigo se puso rojo y sonrió.
—Eres un pervertido... —bromeó el rubio riéndose ante el comentario de su novio.
—Puede ser... —Takumi lo miró y tomó su mano para darle un beso —pero es que me vuelves loco...
Keigo sonrió sintiendose muy bien, tantas palabras cariñosas hacia él, tanta paz en ese momento, agradecía que Nakamura se cruzase en su camino hacía apenas un año.
—Por lo visto soy un imán para los pervertidos —refunfuñó Keigo.
—No es por nada, Kei, pero cualquier tipo con dos dedos de frente le gustaría estar contigo, y yo tuve el premio gordo. Luego también están los indeseables como aquel, que bueno que le pusieron la orden de alejamiento.
—Si... —Keigo lo miró —ya lo sabía de antes, pero estando contigo me siento muy seguro, no he tenido que mirar el teléfono en ningún momento, por si estaba cerca.
Takumi sonrió.
—Bueno, hay que agradecer que lo metiesen en el programa de delincuentes sexuales y tenga ese chip, solo con que se te acerque unos metros te suena la alarma y te manda su ubicación en tiempo real.
—La verdad es que durante un tiempo no dejaron de pasarme cosas malas, hasta que apareciste tu y llenaste de luz mi vida —le dijo Keigo al pelirrojo haciéndolo sonrojar.
Takumi al verse tan abrumado rodeó el mostrador y agarró a Keigo por la cintura y lo besó, llevando sus manos al culo del rubio.
—Taki... aquí no...
Nakamura separó sus labios sin llegar a alejase mucho, susurró, rozando sus labios con los de Keigo al hablar.
—Está lloviendo a mares, no va venir nadie a comprar...
—Pero aun así... hay cámaras.
Takumi rápidamente se separó de Keigo y buscó los aparatos, viendo como todas las cámaras de la tienda lo apuntaban a él, y con sonrisa nerviosa hizo una reverencia.
—Señor Jefe de mi novio, discúlpeme, prometo no tocarle en horas de trabajo.
Keigo se echó a reír ante aquello, se le unió Takumi llenando la tienda de risas.
—Ya no puedo ni tocar a mi novio... que mundo este...
Keigo sonrió, entonces como si le hubiesen dado un pelotazo en la cabeza, recordó el incidente con Toya aquella noche que lo salvó de que una camioneta lo atropellase, el como lo protegió, en como sus cuerpos se aproximaron, en como Toya lo abrazó y como sus labios estuvieron a punto de tocarse.
—Mierda... —soltó Keigo al recordar aquello.
—¿Qué pasa? —preguntó el pelirrojo.
Keigo lo miró dudoso, realmente no había pasado nada, pero sabía que si se lo decía podía crecer la animadversión que tenía Takumi por Toya, pese a todo, Keigo no quería mentir.
—Veras, hace unas semanas....
Mientras la lluvia caía de forma torrencial, en la casa de los Todoroki, Toya estaba acostado en la cama, tiritando, mientras Fuyumi trataba de bajarle la fiebre con paños húmedos sobre su frente. Había sido todo muy repentino; lo oyeron gritar en la entrada unas horas atrás, al llegar, lo vieron desmayarse y tras eso comenzó a temblar asustándola a ella y a sus hermanos. Tras eso lo llevó a su habitación y lo tumbó en la cama.
Y ahora, aun temblando y sin bajarle la fiebre, seguía inconsciente, llamó al médico hacía unos minutos, pero con la lluvia tardaría en llegar, por lo que mientras ella se encargaba de todo. Natsuo, por orden de Fuyumi se fue con Shoto a la habitación para distraerlo, aunque el pequeño seguía angustiado de cuando vio a Toya caer desmayado en el suelo, en ese momento Shoto sufrió uno de sus ataques, lo que generó un pequeño caos. Ahora había mas tranquilidad y aunque el pequeño seguía inquieto, Natsuo hacía todo lo posible para que se calmase mientras el médico llegaba para ver que le pasaba a su hermano mayor.
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Porque Te Fuiste (Dabihawks)
FanfictionCansado de los abusos por parte de su padre, Toya, con ayuda de su hermana, deciden denunciarlo a las autoridades. A partir de ahí, guiado por una abogada, Toya y Fuyumi luchan por la custodia de sus hermanos. Ese proceso duró cuatro años, cuatro añ...