CAPÍTULO 54 - BAJO LA LUZ DE LA LUNA

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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR:

Tras una cena entre amigos, Shoto, Natsuo, Tenko, Geten, Toya y Keigo pasan un rato agradable en casa de los Todoroki. Cada uno vive la noche de forma diferente: Tenko se siente tranquilo con sus amigos, y Geten se adapta al grupo mientras piensa en su relación con Kai. Natsuo, por su parte, observa a Geten con interés, mientras que Toya no puede evitar admirar la belleza y felicidad de Keigo, aunque sus sentimientos por él son un mar de contradicciones.

A medida que la noche avanza y se acomodan para dormir, Toya y Keigo se encuentran cerca el uno del otro, lo que provoca en Toya una mezcla de felicidad y culpa por el daño que le hizo en el pasado. Mientras tanto, Nakamura, en la agencia de Radiant Stars, no logra quitarse de la cabeza la preocupación de que Keigo esté pasando la noche con Toya. Endeavor, aprovechando la oportunidad, siembra aún más dudas en Nakamura sobre la lealtad de Keigo, haciendo que la confianza de Nakamura en su relación tambalee cada vez más.

La tensión aumenta mientras Nakamura lucha con su ansiedad y Toya, en la casa de los Todoroki, parece estar a punto de dejarse llevar por sus sentimientos hacia Keigo, sin darse cuenta de las consecuencias que podría traer.

La tensión aumenta mientras Nakamura lucha con su ansiedad y Toya, en la casa de los Todoroki, parece estar a punto de dejarse llevar por sus sentimientos hacia Keigo, sin darse cuenta de las consecuencias que podría traer

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La luna estaba en todo lo alto, era llena, por lo que la luz que proyectaba era máxima. Ese rayo de luz fue lo que despertó a Toya, quien, tras bostezar un poco y frotarse los ojos, se dio cuenta de que Keigo ya no estaba en su futón. Con los ojos cansados, se incorporó y miró a su alrededor. Pudo ver cómo el resto dormía plácidamente y cómo la puerta de la habitación estaba levemente abierta.

Toya se rascó la cabeza, se puso de pie y salió del cuarto sin hacer ruido. Afuera, miró a ambos lados del corredor, pero no vio nada. Decidió caminar hacia el piso de abajo, pensando que el rubio podría haber ido a la cocina o algo.

Justo cuando se disponía a bajar las escaleras, oyó un pequeño sonido que venía de su propia habitación. Bostezando y rascándose el vientre, se acercó. La puerta estaba entreabierta, y sin más la abrió y miró al interior. Allí estaba Keigo, sentado en el centro, mirando hacia la ventana, con la cabeza baja.

—¿Keigo? —preguntó el pelirrojo, a lo que el rubio respondió con un sobresalto. Al oírlo llamarlo, se levantó, asustado y alterado, y lo miró, dando unos pasos hacia atrás, acercándose a la ventana.

—To-Toya... lo siento... sé que no debía entrar... pero...

Toya se frotó la cara y entró en la habitación, acercándose a él.

—Hey, tranquilo, no pasa nada... ¿no puedes dormir?

Keigo tragó saliva y miró al suelo. Toya se detuvo para darle su espacio mientras respondía.

—Es solo que... antes, con la emoción y lo bien que estábamos, no me di cuenta, pero estar en tu casa, dormir aquí... me inquieta un poco. La última vez que estuve aquí, antes de reencontrarnos, no fue muy... agradable.

Porque Te Fuiste (Dabihawks)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora