CAPÍTULO 60 - EL PASADO (PARTE 5)

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EN EL CAPÍTULO ANTERIOR:

Toya y Keigo fueron interrumpidos por Fuyumi, la hermana de Toya, quien le reprochó su ausencia en casa y la preocupación de sus hermanos. La tensa conversación terminó con Toya alejándose, llevándose consigo a Keigo. Durante el trayecto, Toya rompió en llanto, revelando un lado vulnerable que impactó al rubio. En un intento por consolarlo, Keigo lo abrazó, sellando un momento de confianza inesperada entre ambos.

Más tarde, ya más calmado, Toya decidió abrirse. Tras explicar brevemente la dinámica de su familia, confesó un secreto que nunca antes había compartido: su padre maltrata a sus hermanos y a él. Keigo, conmovido, decidió ser el apoyo que Toya tanto necesitaba.

 Keigo, conmovido, decidió ser el apoyo que Toya tanto necesitaba

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—¿Tu padre... te maltrata?
Keigo hizo la pregunta totalmente confuso y con un toque de miedo. Sus ojos fueron directos a los brazos de Toya. Hoy los llevaba tapados, pero no había pasado por alto algunas heridas y vendas que había visto en ellos durante el tiempo que lo conocía. Las achacaba a las constantes peleas en las que Toya estaba envuelto, pero ahora, con esta información, Keigo sintió una especie de chispazo en el pecho. No era muy diferente a la situación que él vivía con su propio padre.

—Sí... a mí y a mis hermanos... pero sobre todo a mí y a Shoto... —Toya hablaba con calma. Su voz era neutra; no había signos de miedo o pena. Era como si fuese algo normal para él, por lo que podía hablar de ello sin inmutarse.

Keigo lo miró a los ojos. No sabía bien qué decir. Nunca había vivido algo así de forma externa; su única referencia era Rumi, a quien conocía su situación y quien muchas veces había intentado convencerlo de denunciar a su padre.

—Yo... bueno...
—No tienes que decir nada —le interrumpió el pelinegro—. Simplemente quería contártelo, porque creo que necesito hablarlo con alguien. Puede que así me sienta mejor.

Keigo suspiró. Su necesidad de ayudar aumentaba.

—¿Desde cuándo pasa esto?
Toya miró al cielo, intentando pensar en la primera vez que su padre le pegó, pero era incapaz de encontrar el punto de origen. Para él, era como si siempre hubiese sido así.

—No lo recuerdo... Puede que fuese cuando nació Shoto. Yo tuve una época de celos... y bueno...
—Hey, no sé lo que vas a decir, pero ni se te ocurra pensar que fue culpa tuya...

Toya emitió una risita culpable.

—Durante un tiempo lo pensé. Me decía que si no hubiese sido tan infantil, si mis notas no hubiesen bajado, a lo mejor mi padre no habría empezado a pegarme —Toya vio la cara de Keigo, que intentaba decir algo, pero lo frenó—. Pero ahora sé que no es mi culpa. La culpa es suya, de ese malnacido que se hace llamar mi padre.

—¿Y tu madre?... ¿No dice nada? —Keigo preguntó, pensando en su propia madre y en cómo consentía los maltratos de su padre hacia él.

Toya, por primera vez en toda la conversación, apartó la mirada. Keigo lo notó, por lo que enseguida pudo saber que había algún tipo de problema con su madre.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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